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Crónica:RACING 1 - LEVANTE 1 | FÚTBOL | 31ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Paradojas en El Sardinero

Dos errores personales afean el buen juego de Racing y Levante

El fútbol, como todo en la vida, tiene sus paradojas. Por ejemplo, que dos equipos a los que les gusta el buen juego y tratan de divertirse con el balón en los pies, de disfrutar con su profesión, tengan q ue resolver su disputa en una suerte de desaciertos que acabaron por impartir justicia. Paradojas del fútbol y de la vida, que Nano, el mejor defensor del Levante, después de salvar un gol frenando una contra fulgurante del Racing, se autogolee con un cabezazo ingenuo en un centro frontal desde el centro del campo. Así de duro es el fútbol, así de casual, así de accidentado.

Pero a veces también es justo y apela a la injusticia personal como si tirase de un código particular que premia lo colectivo a costa de lo individual. Y, como si se tratase de resucitar a Nano, convino en que en el último minuto Torrejón despejara de una forma tan horrible otro centro sin peligro alguno, de forma que cayera a los pies de Jordá y justo enfrente del portero Toño.

Cosas del destino cuando se pone juguetón. Primero castiga a Nano, el chico para todo en la defensa del Levante, ausente Ballesteros, y luego le concede un gol a Jordá de los de golpear con el pie, cuando el técnico Luis García le había metido en el campo para que aprovechase sus 191 centímetros en previsión de un bombardeo como último recurso. Pues no, la metió tocadita, cortita, empujando lo que Torrejón quería haber convertido en un despeje de esos que sacan el balón del campo

Fueron actos casuales, quizás justos en el marcador, pero injustos con la propuesta de dos equipos que, a su nivel, gustan del fútbol. Mereció más el Racing porque propuso más, porque en muchas ocasiones deslizó un fútbol al primer toque que le plantaba en el área de Reina con una verticalidad tremenda. Tenía al zascandil Munitis, al veloz Bolado, al preciso Kennedy, al montaraz Lacen,... pero le falta el delantero, el goleador, el gol. Tenía casi todo y lo intentaba. Y se mereció el empate un Levante acosado por las bajas (sobre todo la de Caicedo, su jugador franquicia) que siempre creyó en su juego, aunque encontró demasiadas dificultades para canalizarlo, bien tapado Xavi Torres por Lacen, pero bien impulsado por la izquierda por la pareja Juanlu-Del Horno.

No es fácil ver tantas ocasiones en ambas porterías, entre equipos que se supone que están para sobrevivir. Ayer daban la sensación de equipos felices consigo mismos, aunque el Racing torció el morro: es duro perder dos puntos en el último minuto cuando ya hueles el gel de la ducha.

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