La gimnasia pierde a su reina

Aliya Mustafina es la actual reina de la gimnasia mundial. Una adolescente rusa que desde que debutó el año pasado no encuentra rival. Con ese aura de campeona imbatible llegó esta semana a Berlín con la misión de lograr su primer título europeo y gritar con sus ejercicios que Rusia ha vuelto y que solo ella es la estrella de este equipo renacido. Se rompió al primer intento. Su rodilla izquierda cedió tras el salto y Mustafina abandonó el pabellón entre lágrimas y en silla de ruedas. Hoy se ha sabido que se ha roto el ligamento cruzado, una lesión que la puede tener ocho meses de baja. Si es así, la estrella del equipo ruso no podrá defender su título en los próximos Mundiales, que se celebrarán en octubre.

"Se ha roto los ligamentos lo que significa que se perderá los Mundiales", reconoció el seleccionador ruso, Alexander Alexandrov a medios alemanes citados por la agencia Reuters. El técnico añadió que la gimnasta, que tiene 16 años, probablemente sería operada la semana que viene en Alemania.

El salto de la desgracia para Mustafina es uno de los más difíciles para las chicas, uno que muy pocas se atreven a ejecutar. Es un Yurtchenko -en honor a la campeona del mundo de 1983, cuando la gimnasia era más arte que el circo en el que se ha convertido ahora- con doble pirueta y media, pero se llama Amanar porque la rumana fue la primera en ejecutarlo con esa dificultad. La campeona del mundo lo domina y el viernes tampoco falló (las jueces le dieron un 15,375, la mejor nota de las 24 gimnastas participantes en el primer ejercicio). Pero cuando apoyó el pie, la rodilla izquierda, desprotegida al contrario que la derecha, no aguantó. La campeona saludó a la pata coja y se tiró en la colchoneta para aplicarse enseguida una enorme bolsa de hielo. Sus entrenadores, con gesto de enorme preocupación, la bajaron del aparato en brazos.

La lesión frenará la evolución de una gimnasta que vivió el cambio de júnior a senior, de niña a jovencita, hace tan solo un año y sin aparentes problemas. Una gimnasta de 16 años de enormes ojos castaños y gestos altivos que cautiva a los jueces porque es potentísima y precisa, elegante y enérgica, y porque ha logrado dominar un complejísimo programa antes de alcanzar la madurez deportiva, que en este deporte se sitúa entre los 17 y los 18 años.

Para darse cuenta de la superioridad de Mustafina en Europa -las chinas y las estadounidenses son otra cosa- basta echar un vistazo a sus notas en la jornada de clasificación del miércoles. Superó a sus rivales en más de dos puntos y se clasificó entre las tres primeras para todas las finales: la absoluta de ayer y las que eligen al mejor especialista en cada uno de los aparatos.

Al equipo ruso le duró el luto por su reina tan solo unas horas. Su compatriota Anna Dementieva, que también tiene 16 años pero parece una niña con aspecto de frágil pajarito en lugar de una atleta de primer nivel, recogió su corona.