Piqué puede con todo
Lleva jugados 20 de los últimos 21 partidos con el Barça, donde, como en España, ha compartido defensa con diversos jugadores
El rendimiento de Gerard Piqué en lo que va de curso habla de partidos jugados y de goles marcados, pero también de una extraña capacidad competitiva que le ha convertido en la recia viga que ha aguantado el peso del Barça. Incluso a Pep Guardiola, su entrenador, que siempre le racaneó palmaditas en la espalda -suele ser uno de los jugadores a los que más caña da; "para que no se lo crea", explica-, recientemente incumplió la norma y, ante sus compañeros, se le escapó un elogio a su rendimiento y su sacrificio. "Tenías que ver qué contento estaba Gery", comenta uno de los testigos de la escena.
El alarde del central es tal que hasta el entrenador se ha rendido al tiempo que el equipo sigue entregado a su compañero, que les contagia por igual seguridad en el césped y buen ambiente en el vestuario. "Nos ha dado tanto este año que a veces pienso qué habría sido de nosotros de no ser por su altísimo rendimiento", admiten en el cuerpo técnico.
"Mentalmente, es muy fuerte", se descubre Xavi al señalar la clave de por qué Piqué lleva jugados 20 de los últimos 21 partidos que ha disputado el Barça: desde la 17ª jornada, cuando Guardiola le dio descanso contra el Levante, solo se ha perdido la vuelta de los cuartos de final de la Champions contra el Arsenal, por sanción. Lleva 40 partidos en lo que va de curso, muy cerca ya de los 45 de la primera temporada y de los 46 que jugó la pasada. Más allá de los 3.546 minutos acumulados entre la Liga, la Champions y la Copa del Rey -solo le superan Messi e Iniesta, ya que Valdés no ha jugado en la Copa-, lo más grande de Piqué es su capacidad para adaptarse al cambio de compañeros.
A la vera de Piqué han jugado este curso Puyol, Abidal, Milito, Fontás y, últimamente, Busquets. Ninguno tiene queja. "Me ha ayudado mucho porque para mí es una posición nueva. Habla para orientarme, para corregirme y para darme ánimos. Habla mucho y se lo agradezco", advierte Busquets.
Por mucho que eche de menos tener a Puyol a su lado -forman una pareja excepcional en el campo y son uña y carne lejos del vestuario-, mezcla con quien le echen, incluso en la selección española: que pregunten a Ramos, Albiol o Marchena, con los que ha formado dúo. "Es muy inteligente", dice Guardiola, que el lunes se reunió con Gery para marcarle las directrices del partido y el miércoles, después de golear al Shakhtar, dijo de él: "Le necesitábamos como nunca para superar la primera línea de presión del conjunto ucranio. Otra vez lo ha hecho de manera excepcional. ¿Y en la defensa? Solo le pedí que corriera mucho. Y eso ha hecho". Con razón ayer estaba baldado. Su desgaste es tal que Guardiola sopesa la posibilidad de darle una tregua contra el Almería.
"Gerard se porta muy bien. No ha cambiado nada en el vestuario, se entrena bien, compite bien, está feliz y cada uno con su vida escoge a quien quiere escoger", le defendió Guardiola no hace mucho, en un momento duro de la temporada, cuando le perseguían los fotógrafos para cazarle con su célebre novia, Shakira. En ningún momento se resintió su rendimiento. Ha marcado cuatro goles este año. Uno más y habrá superado su mejor estadística desde que volvió a casa. Con razón Alex Ferguson suele decir que Piqué es tan buen defensa que parece delantero. Y sorprende, dado que los jugadores con pie fino suelen tenerlo pequeño y Piqué calza un 45. "Los cinco millones que se gastó el Barça en Piqué son la mejor inversión que hemos hecho en décadas", razonó Guardiola, que cada día, cuando le ve llegar al entrenamiento, le da las gracias a Txiki Begiristain por su fichaje.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.