Balones a Adebayor
La presencia del togolés, un 'nueve' de referencia de gran estatura, altera el funcionamiento del Madrid, que con él duplica los centros al área
El Frente de Liberación del Enclave de Cabinda no lo mató. Pero le agudizó el olfato para distinguir entre lo sustancial y lo banal. Dicen quienes conviven con él en Valdebebas que Emmanuel Adebayor es la clase de hombre que no se altera por nada relacionado con el fútbol. Acude a los entrenamientos del Madrid sonriente, relajado, feliz. Resuelto a disfrutar de su divertida experiencia española. Los empleados del club le observan con el agrado que inspiran las almas genuinas y pacíficas. "Es un buen tío", dicen.
Los dos goles de Adebayor al Tottenham en la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, el martes, destrozaron al equipo inglés y abrieron el camino hacia un objetivo largamente acariciado por el madridismo. Fueron los dos goles más valiosos que hacía el equipo en años. Sin embargo, es muy poco probable que Adebayor permanezca en el club más de cuatro meses. El Manchester City le cedió al Madrid en enero a cambio de tres millones de euros netos con un derecho de compra de 16 millones. Si le adquiere, el presidente, Florentino Pérez, deberá estar dispuesto a pagarle lo mismo que cobra en Inglaterra: siete millones de euros netos por temporada. Demasiado para un punta al que José Mourinho, su entrenador, no está seguro de dar la titularidad que le prometió en enero. Cuando después del partido le preguntaron qué opinaba de su actuación, Mourinho se mostró evasivo: "Si el presidente lo quiere..., seguirá con nosotros la próxima temporada".
Acude a entrenarse relajado, feliz, dispuesto a disfrutar su experiencia española
El técnico pudo elogiar al togolés. No solo no lo hizo, sino que dejó su continuidad en el aire. La elipsis reveló dudas. Pero nadie está más convencido que Mourinho de que el presidente hará lo que Mourinho pida.
Con sus dos cabezazos al Tottenham, Adebayor recordó las condiciones que lo distinguen. Desde Morientes, que dejó el club en 2005, el Madrid no contaba con un ariete más puro. "Adebayor es un complemento perfecto para Higuaín y Benzema", dice Carlos Santillana, legendario nueve del Madrid de los 80. "Es alto, muy fuerte, y se mueve muy bien fuera del área".
La actual plantilla del Madrid no está habituada a jugar con un nueve de referencia como Adebayor. Al equipo le está costando adaptarse. Pero lo intenta. El recurso del centro al área, poco frecuente a lo largo de la temporada, es más tentador con Adebayor arriba. Las estadísticas lo prueban. La media de centros al área era de 24 por partido. Contra el Sporting, con Adebayor de titular, casi se duplicó: 42. Contra el Tottenham se alcanzaron los 31 centros. Su mayor proveedor fue Marcelo, con 11 pases.
Nunca el Madrid, esta temporada, había metido tantos balones a la olla en la Champions. Adebayor marcó sus goles con dos cabezazos a la salida de sendos córners. Se elevó con elegancia, sin descomponer sus 1,92 metros de estatura. Con el aire relajado con el que se entrena.
No se sabe si, cuando le recomendó, Mourinho esperaba un temperamento similar al de Drogba. El marfileño, con quien coincidió en el Chelsea, siempre fue un tipo inflamado por la ambición, devoto del trabajo, empeñado en respetar la cadena de mando y cuidadoso de no distraerse de los deberes productivos. Adebayor, de 27 años, no es así. En estas semanas, el entrenador portugués ha descubierto un futbolista cuya escala de prioridades no contempla el sacrificio laboral. Se entrena bien, pero sin hacer esfuerzos adicionales. Va a su aire.
En el invierno de 2010, cuando atravesaba Angola camino de la Copa de África, el autobús de la delegación de Togo fue atacado por guerrilleros de Cabinda. Durante 20 minutos, Adebayor debió refugiarse de las balas. El trauma fue profundo. Sus compañeros lo atestiguan. No hay rastros del pendenciero que dicen que fue. Solo ven a un chico excelente que se pasea por Madrid como un turista togolés. Y, cada vez que puede, se escapa a Londres.
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