_
_
_
_
Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Justin Bieber Justin mata a Bieber

Tom C. Avendaño

Si en vez de cantar Justin Bieber se dedicara a enseñar física cuántica, las casi 14.000 personas que le vieron ayer en el Palacio de los Deportes ahora podrían aspirar al Nobel. La reacción que provoca este canadiense de 17 años sobre la pituitaria de su público (principalmente chicas adolescentes) es tal que, durante las dos horas que duró su primer concierto en Madrid, no hubo una frase, un gesto, que se le escapara a la turba de quinceañeras a sus pies. La mayor parte, de hecho, fue celebrado con chillidos dignos de descenso en montaña rusa, convulsiones de yonqui en urgencias y lágrimas histéricas.

Así se espera que sea el mundo de Justin Bieber, ídolo de masas por antonomasia gracias tanto a sus canciones de pop y R&B como a su voz de chica y su encanto preadolescente. Tiene una caterva de niñas dispuestas a morir por él, a comprarle más de nueve millones de discos y recompensarle con al menos los 100 millones con los que cuenta. Y es el mundo que se encontró en Madrid por una tarde.

El cantante tiene una caterva de niñas dispuestas a morir por él

De hecho, si alguien hubiera cerrado los ojos en la plaza de Felipe II a las cinco de la tarde, no hubiera sabido si estaba en un parque de atracciones o en la plaza de Tahir. Entre las hipofíticas estampidas al aparcamiento porque pasaba un coche que a lo mejor podría ser que transportara al chavalín de oro, los gritos de guerra ("¡Jus-tin, Bie-ber!"), el impresionante despliegue de mercadotecnia (camisetas, pulseras, deportivas, sudaderas, linternas...), los ocho desmayos que tuvo que atender el Samur y las caras pintadas de corazones, las miles de chicas que aguardaban al concierto parecían una masa uniforme y beligerante. "Es el día con el que voy a soñar toda mi vida, por Dios, el día que vi a Justin en persona", gimoteaba Adela, cacereña de 15 años. "No sé si podré tomar suficientes fotos".

A las 20.15, bañado en alaridos, un muchachote subió al escenario. Tenía poco que ver con los recortes de revistas que las niñas habían puesto en pancartas. Sin el flequillo que le ha hecho famoso, levantando metro setenta del suelo, con constitución adulta y una voz en transición que metía una docena de gallos por canción, parecía como si su propia imagen se le hubiera quedado pequeña. Si no hubiera comandado a las fans con esa característica mezcla de iconografía y sugestión; si no hubiera ejecutado a la perfección las desopilantes coreografías de Somebody to love; si no hubiera tonteado tan profesionalmente con el público antes de cantarle su pegajosa Baby, hubiera parecido un imitador de karaoke.

Tras un retraso hormonal tan rentable como sospechosamente largo, Justin parece supeditar a Bieber, esa marca que tantos suspiros y mofas ha provocado. "Sigue siendo él, pero como que no es él", se extrañaba Laura, de 13 años, a la salida. "Guapísimo es. Pero, ¿este? Este no era el de mi disco". Madrid le dio un martes de lujo a Justin Bieber. Justin lo agradeció con todo el Bieber que le queda dentro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO
Justin Bieber, durante un momento de su actuación ayer en el Palacio de los Deportes.
Justin Bieber, durante un momento de su actuación ayer en el Palacio de los Deportes.CARLOS ROSILLO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_