La crisis socialista avanza con la dimisión de tres cargos de Pizarro

El propósito de la Junta y el PSOE andaluz tras el portazo de Luis Pizarro a José Antonio Griñán -al dejar su cargo de consejero de Gobernación y Justicia- era pasar página cuanto antes. Pero no han logrado contener la cascada. "Entramos con Pizarro y nos marchamos con él". La consigna en la consejería era clara. Los dirigentes, todos de la provincia de Cádiz, a los que fichó Luis Pizarro para su departamento presentaron ayer su dimisión en bloque. Los tres explicaron que es un ejercicio de "coherencia". Se marchan el viceconsejero José Antonio Gómez Periñán, el director general de Espectáculos Públicos, Manuel Brenes, y el director general de Administración Local, José María Reguera. El PSOE de Cádiz está convocado hoy a una reunión para analizar la situación.

La Junta intenta pasar página y revestir el conflicto de normalidad

A nadie ha sorprendido la triple renuncia. Gómez Periñán mantenía profundas diferencias con Francisco Menacho, nuevo consejero de Gobernación y Justicia (ayer tomó posesión), por lo que su marcha se daba por segura, voluntaria o no. Periñán fue el recambio elegido por Alfonso Perales y Luis Pizarro para sustituir hace años a Francisco Menacho al frente de la Delegación de la Junta en Cádiz. Pizarro se llevó a Periñán a Sevilla y en el puesto quedó Gabriel Almagro, al que Griñán apartó el lunes y con ello provocó la renuncia de Pizarro.

Brenes y Reguera también abandonan sus puestos por decisión propia y fidelidad a quien los eligió, aunque convencidos también de que serían relegados más tarde o más temprano. En el PSOE de Cádiz auguran más cambios, aunque nadie los confirma. Creen que el Gobierno puede proseguir el "castigo" a la dirección provincial del partido con relevos de otros delegados afines al secretario provincial, Francisco González Cabaña.

Este ha asistido al reguero de mutaciones con cierta indignación, pero ha reaccionado con prudencia. No dará ningún paso en falso. Esta tarde se reunirá en Paterna con toda su ejecutiva y sus secretarios locales, entre los que hay algunos críticos. Cabaña espera que los dirigentes de la Junta no fuercen más relevos entre los suyos. "No sería razonable pero, si lo hacen, lo respetaré".

Para el Gobierno andaluz y, sobre todo, para el partido, el adiós de Pizarro ha sido un mazazo en toda regla. Sin embargo, la instrucción es rebajar al impacto y envolver la crisis en una aparente normalidad. Dirigentes nacionales y autonómicos salieron ayer a minimizar la marcha del que fuera número dos durante 14 años y expresar su confianza en la gestión de José Antonio Griñán.

La consejera de Presidencia, Mar Moreno, no quiso salirse del guion y se esforzó en convencer de que las variaciones en los gobiernos no son síntomas de inestabilidad ni sinónimo de crisis. Tras la reunión del Consejo de Gobierno, Moreno reforzó su tesis con la lista de ejecutivos que ha tenido José Luis Rodríguez Zapatero, ocho distintos en siete años, e incluso de José María Aznar, que vivió la dimisión de Manuel Pimentel.

Admitió que el plante de Luis Pizarro era una "circunstancia difícil de calcular" y ante la insistencia de los periodistas, dijo: "Yo no puedo dar explicaciones de quien ha dado un paso; el Gobierno no puede dar respuesta, no puede estar en la cabeza o en los sentimientos de unos de sus miembros". En otro momento señaló: "Cada cual es responsable de sus actos, y en el Gobierno no estamos con preocupación ni con nada en particular. Tengo plena confianza en la responsabilidad del PSOE de Andalucía".

Pero la manera de digerir la retirada de Luis de Pizarro de puertas para adentro, tanto en el Ejecutivo como en el partido, estuvo muy cercana al trauma. Según fuentes de la ejecutiva regional, la vicesecretaria general, Susana Díaz, habló en este órgano el lunes de "palo muy gordo" y del "daño" que ha ocasionado.

Respecto a las consecuencias de la ruptura en el apoyo a Griñán si los resultados de las elecciones municipales son adversos, un dirigente señaló que lo que pase entonces no tendrá nada que ver con esta crisis. De hecho, según otras fuentes, el propio Luis Pizarro hizo una ronda de llamadas a varios dirigentes para avisarle de que no iba emprender ninguna guerra. Manuel Chaves se desmarcó ayer de las teorías que le colocan como verdadero rival de Griñán.