Una garza con relleno
La UCI investiga si Fränk Schleck 'carenó' su pecho en una crono
A Fausto Coppi, Il Campionissimo, le llamaban L'Airone (La Garza). Se lo decían en parte por su nariz, afilada, aérea, como el pico de un ave, pero sobre todo por su pecho, corto y afilado, que se adelantaba alrededor del esternón como una suerte de quilla a proa de la nave. Eso sí que era aerodinámico, aéreo, más aún que la nariz: reducía a nada las turbulencias, entre su pecho y la bicicleta, que podían frenar su marcha en las largas rectas contrarreloj o cuando batía el récord de la hora en el velódromo de Vigorelli.
Sesenta años después de los tiempos del gran Coppi, hace ocho días exactamente, en una era en la que la intransigencia de la Unión Ciclista Internacional (UCI) en asuntos de avances tecnológicos también es la norma, un ciclista, Fränk Schleck, trató de ganar ventaja aerodinámica convirtiendo su pecho estrecho, ligero, huesudo, en una versión moderna, tecnificada, del pecho de Coppi. Lo hizo el mayor de los Schleck para la contrarreloj con la que selló su victoria el último domingo de marzo en el Critérium Internacional. Fue la mejor contrarreloj de su vida. Fue, también, la primera que hizo con un artilugio ancho y acolchado entre el maillot y la piel para modificar la forma del pecho.
"Fränk se metió una bolsa de agua y eso no está prohibido", alega su equipo
Son tiempos de puritanismo tecnológico. La UCI ha trazado unas reglas estrictísimas de longitud de manillares y acoples, de altura de sillín y tija, de tipos de rueda, de ángulos y pesos, que sus inspectores, alérgicos a la geometría imaginativa, aplican al milímetro en las salidas de las contrarreloj. Son tiempos, pues, de picaresca para dar esquinazo a las normas mediante la imaginación: un bidón detrás del sillín, por ejemplo, permite luchar contra las turbulencias. Lo mismo que el número del ciclista fijado en una situación estratégica en el cuadro. Lo mismo que el invento del equipo Leopard: el hermano de Fränk, Andy, también engordó su pecho.
Según algunos estudios avanzados por La Gazzetta dello Sport, este truco aportaría un beneficio de entre 15 y 20 vatios, lo que, a una velocidad dada de 50 kilómetros por hora, supone una ganancia de dos segundos por kilómetro. La contrarreloj del Critérium era de 7,8 kilómetros y el segundo en la clasificación, el bielorruso Vasil Kiryenka, del Movistar, quedó a 13s.
El problema es un artículo de la UCI que prohíbe el uso de elementos de vestuario que no sean esenciales o que influyan "en el rendimiento reduciendo la resistencia del aire o modificando el cuerpo del corredor (compresión, estiramiento, apoyo)".
"Pero no fue un elemento innecesario", dicen en el Leopard; "Fränk se metió un camelback [una bolsa de agua con una boquilla que se acopla habitualmente en la espalda, como una joroba de camello, no en el pecho] y eso no está prohibido. Lo hicimos para experimentar ante carreras más importantes".
Los inspectores de la carrera no se percataron del invento, pero sí algunos aficionados, que con sus tuiters levantaron la liebre. Ahora, la UCI, como siempre preocupada por los avances, decidirá.
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