Campaña a ritmo de tranvía

La construcción del tranvía ha sido el eje que ha marcado el actual mandato municipal en Jaén y va a ser también el principal argumento electoral con el que concurren los dos máximos aspirantes a la alcaldía, PSOE y PP, aunque con posiciones antagónicas. Los socialistas han convertido al tranvía en la bandera de su modelo de ciudad y, a falta de saber cuál será el grado de aceptación entre los habitantes, ya han logrado que el proyecto haya transformado urbanísticamente la ciudad. Por su parte, los populares se han erigido en los más firmes detractores del tranvía, un transporte que sí apoyan en otras capitales pero que, en Jaén, consideran inviable desde el punto de visto social (no lo ven una prioridad) y desde la perspectiva económica. Así las cosas, parece como si PSOE y PP se jugasen todo su crédito electoral al éxito o al fracaso del tranvía, que ya está funcionando en pruebas. Los socialistas, que repiten cartel electoral con Carmen Peñalver, saben que las encuestas no les favorecen, pero aspiran al menos a repetir el escenario de hace cuatro años, es decir, que los populares no obtengan la mayoría absoluta para poder reeditar el pacto de gobierno entre socialistas e IU. El PP aspira a recuperar el gobierno de la mano de su presidente provincial y parlamentario andaluz, José Enrique Fernández de Moya, mientras que en IU, las disensiones internas en la coalición provocaron la renuncia de su anterior candidato, José Luis Cano, y la designación como rostro electoral -con no pocas reticencias internas- de la otra concejal del grupo, Isabel Mateos. El modelo de ciudad que propugnan los dos principales partidos no se reduce al tranvía. También hay importantes diferencias en torno al futuro del casco antiguo. Existe consenso municipal para impulsar la declaración de la catedral, una de las joyas del Renacimiento, como Patrimonio de la Humanidad, pero mientras los socialistas -que han acometido una profunda remodelación de la plaza de Santa María- quieren arropar esa candidatura peatonalizando todo el entorno catedralicio y limitando el acceso a residentes y transporte público, el PP dice estar al lado de los comerciantes que demandan la apertura al tráfico del principal eje viario, la calle Bernabé Soriano.El mandato municipal se ha agotado sin aprobarse el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Paradójicamente, PSOE y PP sí que han hecho frente común en uno de los temas más espinosos: la regularización de las 5.000 viviendas que hay en el extrarradio, la mayoría en la zona de los Puentes. La Consejería de Obras Públicas ya ha advertido de que cualquier legalización pasa porque los vecinos asuman el coste de las infraestructuras y, en todo caso, no habría luz verde para las viviendas que estén en suelo protegido y zonas inundables. El candidato popular ha encontrado una vía de agua en las diferencias entre el PSOE y la Junta, pero no dice qué hará si gobierna y tiene que afrontar el problema. IU sí se ha desmarcado de PSOE y PP, y su candidata, Isabel Mateos, los ha acusado de favorecer la "especulación".Los partidos también tendrán que agudizar su imaginación para paliar la situación de quiebra técnica de las arcas municipales. Con una deuda superior a los 300 millones de euros -gran parte de ella heredada del anterior mandato- el Consistorio debe hacer cada mes encaje de bolillos para abonar la nómina de los 1.700 empleados municipales, una plantilla sobredimensionada, como ha reconocido la alcaldesa, Carmen Peñalver. Y si hay un ente municipal que vive desde hace tiempo a la deriva este es Onda Jaén. La radiotelevisión municipal está a la cabeza en la comunidad en déficit y en plantilla (54 empleados), con la excepción de Onda Jerez. Por si fuera poco, lleva años convirtiéndose en el mejor ejemplo de la judicialización de la política local, pues tanto PSOE como PP tienen contenciosos pendientes y ambos se han acusado de hacer un uso partidista del medio mientras han gobernado. Con la expectación de ver circular el tranvía y de recuperar el entorno de la catedral para los peatones, se presentan unas elecciones donde UPyD se resigna a ser convidado de piedra