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Entrevista:CARMEN AVENDAÑO | Presidenta de Érguete

"La reforma penal del narcotráfico es una barbaridad"

Carmen Avendaño, forjada en el barrio vigués de Lavadores, una de las cunas de la lucha obrera en la ciudad, emprendió la batalla desde sus propias convicciones como madre y militante socialista. Esa actitud la ha convertido en una persona incómoda, incluso entre sus compañeros de partido, donde no siempre encontró todo el apoyo. Ahora, el inagotable tesón de la fundadora y presidenta de Érguete se dirige al propio sistema que ha diseñado la última reforma del Código Penal y que "ha hecho más impune el negocio de las drogas", afirma.

Pregunta. ¿Y la batalla sigue?

Respuesta. Por supuesto que sigue y después de todo lo que hemos conseguido, si no siguiéramos, esto podría ser peor que al principio; distinto escenario, pero peor. Los legisladores, quiero pensar que por error de interpretación de la realidad o por desconocimiento, han hecho tan mal las cosas que la última reforma del Código Penal va a convertir este país en un coladero de narcotraficantes porque traficar va a costar muy poco, una temporada corta en la cárcel, sobre todo para los cerebros o los capos, como quieras llamarle. Y esto si no negocian con el fiscal para que la condena sea aún más benévola. Así están las cosas que pretendemos cambiar.

"Creo que hay un desconocimiento profundo sobre la reforma del Código"
"Conseguimos que la gente supiera lo que estaba pasando en Galicia"
"El tráfico de drogas es un exterminio mayor que el terrorismo"
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P. ¿Proponen entonces una modificación de la última reforma del Código Penal?

R. Sí y hemos pedido una entrevista con el ministro de Justicia que espero que nos reciba cuanto antes porque es una barbaridad jurídica que descriminaliza a los narcotraficantes, por eso vamos a llegar hasta donde sea necesario para corregirla. Vamos a pedir a todos los políticos que nos escuchen porque nadie nos advirtió ni nos consultó de cómo la sociedad iba a recibir estas medidas. ¿Pero no se han dado cuenta de las consecuencias qué esto puede tener? . Y no es verdad que lo hacen para desmasificar las prisiones porque sólo se han beneficiado 79 personas. Es que no hay narcotraficantes en las cárceles y los pocos que están son gallegos. Creo que hay un desconocimiento profundo y no nos vamos a conformar. No podemos consentir que un chaval que trapichea le caiga tres años mientras rebajan la pena a los grandes traficantes. Y por si fuera poco los fiscales negocian con los abogados una rebaja de condenas si el traficante se arrepiente. Lo que quieren es salir cuanto antes para hacer otra.

P. Tampoco es un panorama muy fácil, ni para los que investigan ni para los que acusan y juzgan.

R. Creo que podrían hacer mucho más, lo que no puede ser, y la sociedad nunca lo va a aprobar, es que personajes como David Pérez Lago, al que van a juzgar en unos días, haya negociado una rebaja de 11 años, cuando este señor es reincidente y tiene la escuela de sus padres. Lo lleva en la sangre. Estaremos muy atentos a lo que vaya a pasar en ese juicio.

P. ¿Cuál ha sido la contribución de Erguete en estos 25 años de activismo?

R. Empezamos de cero, cuando el mundo de las drogas era prácticamente desconocido para nosotras, pero a base de muchas reuniones y debates llegamos a marcarnos un camino. Al principio nos tacharon de folclóricas pero poco a poco fuimos labrándonos una credibilidad, un respeto. Conseguimos que la gente supiera lo que estaba pasando en Galicia, el daño que estaban haciendo los narcotraficantes a nuestros hijos y a nuestras familias. Después de que los encarcelaran a todos con penas más severas, logramos que la Justicia actuase sobre los patrimonios que levantaron con la droga a favor de los drogodependientes y aunque tarde, ahí están los ejemplos como el Pazo de Baión o los bienes de los Charlines. Y digo tarde porque cuando llegó la ley contra el blanqueo, el dinero ya estaba lavado y requeté lavado en nuestro circuito económico.

P. ¿Le ayudaron en su empeño los políticos de la época?

R. Más bien les ayudé yo a ellos y algunos lo utilizaron para su proyección personal. Nadie me ayudó, fue una iniciativa personal. Es más tuve presiones para que lo dejara porque no era una persona cómoda. El Partido Socialista era como mi casa pero cuando tenía que expresar mis quejas lo hacía libremente, si a eso le añades el eco social que teníamos, cada vez mayor, pues algunos tenían miedo que les quitase el sitial. Fue una lucha soterrada, cuando era alcalde Manuel Soto, bajo unas grandes presiones y es la primera vez que lo digo, pero no lo consiguieron. No pedía yo estar ahí sino la sociedad. La ayuda social vino después. Nuestro primer programa jurídico y social fue aprobado con el tripartito en la Xunta y a partir de ahí empezó a funcionar muy bien el plan de drogas. Tengo que decir que todos los presidentes fueron receptivos, pero Fraga el que más, y yo soy de izquierdas, ¿eh?

P. ¿En qué han cambiado las cosas en estos años?

R. En aquel momento el tabaco aún estaba en su apogeo, pero ya entraba mucho hachís, heroína y algunos le daban a todo. En realidad era gente muy ignorante, con un nivel cultural muy bajo y el poder para ellos residía en el dinero. Nos tachaban de madres locas y decían que si nuestros hijos se habían metido en la droga porque no los sabíamos educar. Unos prepotentes. Pero ahora que ya se superó el fantasma de Sicilia, el tráfico se ha internacionalizado y los cárteles sudamericanos se han asentado aquí por lo que el problema de seguridad que plantea es mayor.

P. O sea, que el escenario es peor si además hablamos de índices de consumo.

R. Eso es inconcebible, cuando el tráfico de drogas ha eliminado a toda una generación. No hemos sabido enseñar a los jóvenes las consecuencias que iba a traer esto porque el narcotráfico es el exterminio mayor que existe, más que el terrorismo, que está justificado en una ideología que no compartimos pero son crímenes selectivos, mientras el tráfico de drogas solo persigue el dinero y hace daño a los jóvenes, a las familias y a toda la sociedad. Yo tengo la sensación de que se ha bajado la guardia en el tráfico y aunque se ha hecho mucho, en la Ría de Arousa no se ha ganado completamente la batalla y los puertos de Marín y Vigo siguen siendo una puerta importantísima. Yo pediría más sensibilidad a los fiscales y a los jueces, porque han perdido la conciencia que tenían de que estos señores son criminales. Captan a gente en edades muy tempranas y las políticas preventivas de movimientos no han sido claras y es lamentable que seamos el primer país consumidor de drogas. Para nosotros es frustrante. Mi obsesión ahora son los reclusos. Entraron siendo unos niños y ahora están calvos y sin dientes por haber trapicheado. Estas comparaciones hay que hacérselas llegar a la sociedad, pero la Justicia es para los ricos, no es para los pobres.

P. ¿Recuerda alguna anécdota en el campo de batalla?

R. Tengo muchas. Así, rápidamente, recuerdo unas más simpáticas y otras no tanto. En un juicio contra Laureano Oubiña por un visor nocturno que le habían encontrado en su casa me dijo a la salida que yo lo que quería es que me hiciera un hijo. Manuel Charlín cuando me vio en el juicio de la operación Nécora se pasó la mano por el cuello como diciendo: "Te lo voy a cortar".

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