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Edgar Allan Poe y el misterio de la bella cigarrera

Genio y realidad

Ahora que tantos novelistas defienden a ultranza la autonomía de la ficción, y se apela a su fascinación incluso en novelas montadas con crónicas de la realidad, la publicación de Edgar Allan Poe y el misterio de la bella cigarrera, de Daniel Stashower, acaso contribuya, no a delimitar las fronteras entre ficción y testimonio, que se aclaran por el énfasis de su estrategia, sino más bien a disolver adecuadamente el valor excluyente de la ficción. No es éste, sin embargo, un libro de teoría, pero expone un material muy pertinente para observar de qué modo la realidad, a la vez que nutre la imaginación, obliga a la imaginación a concertarse con lo real. Stashower indaga en este libro el caso de Mary Rogers, la joven conocida, en el Nueva York de la década de 1840, como "la bella cigarrera", encontrada muerta en el río Hudson, uno de los crímenes más aireados por la prensa de la época, y, debido a las torpezas de la investigación y la implicación de comités de ciudadanos, uno de los gérmenes del sensacionalismo que dio lugar a la invención social del crimen. De ese suceso se sirvió Poe para escribir la segunda aventura protagonizada por Auguste C. Dupin, El misterio de Marie Rogêt, en esta ocasión no para resolver un caso concebido por su imaginación, como en Los asesinatos de la rue Morgue -que le permitía acomodar la resolución con el método de "raciocinación" de Dupin-, sino aplicando la brillantez intelectual de su investigador a un enigma real. Poe, que en ese momento vivía uno de sus periodos de precariedad económica, necesitaba un golpe de efecto para reconquistar la dignidad literaria que se le mostraba hostil. Ambientó su relato en París y cambió los nombres, pero sin modificar la estructura de los hechos, y se proponía así señalar al culpable. Por cuestiones de espacio, se publicó en tres partes; antes de la última entrega, se reinició la investigación con resultados que desbarataban el desenlace propuesto por Dupin. Poe se vio obligado, para no desprestigiarse, a adaptar su conclusión a la resolución judicial. Stashower ofrece una vivísima recreación de la época, a través de un minucioso relato -muy absorbente- en el que combina el enigma real del crimen con las pasiones desatadas en la moral ciudadana y la prensa, y, en medio, la mezcla de oportunidad y genio de Poe, de quien se traza una sucinta biografía que por sí misma merece el elogio. Edgar Allan Poe y el misterio de la bella cigarrera es un estupendo híbrido de investigación y narración que se propone como un ensayo sobre un misterio real donde la imaginación literaria halla su soporte y su riesgo. Un libro que deleitará a los apasionados del crimen y a los admiradores de Poe, y sin duda al lector encantado de advertir los disfraces de la verdad.

Edgar Allan Poe y el misterio de la bella cigarrera

Daniel Stashower

Traducción de Miguel Temprano García

Alba. Barcelona, 2010

408 páginas. 23 euros

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