Luz, color y sombras de Alcaine
El certamen homenajea al director de fotografía con un premio y una exposición
Por las manos y los ojos de José Luis Alcaine han pasado 120 películas, innumerables cortometrajes, cinco goyas... Como todos los grandes, el director de fotografía, que recibió ayer el premio Ricardo Franco, humilde confesó una extraña clave para su éxito: "Tuve la suerte de llegar en el momento en que se pasaba del blanco y negro al color. Era un cambio muy fuerte y una nueva generación podía entrar". Estaba en la Escuela de Madrid, buscaba otro modo de iluminar y su talento provocó reacciones enconadas entre sus profesores... pero le aseguró un futuro profesional. A su visión de la luz, el color y las sombras han recurrido Vicente Aranda, Víctor Erice, Fernando Colomo, Montxo Armendariz, Carlos Saura, Bigas Luna, Emilio Martínez Lázaro... y, sobre todo, Pedro Almodóvar, con quien acaba de terminar La luz que habito. Con Volver obtuvo el premio a la mejor fotografía del cine europeo. Un final obvio -por ahora- con un cineasta que ama los clásicos, para alguien que empezó "encandilado por estrellas como Lana Turner, Ava Gardner, Marilyn Monroe o Marlene Dietrich, en una época en que las productoras vigilaban que las grandes estrellas estuvieran fotografiadas... Hoy predomina la atmósfera, cine en el que el actor se mueve por ahí caiga lo que caiga, y aparece con los ojos negros o no se le ve la expresión". Que un maestro como él, premio Nacional de Fotografía de 1989, reciba el Ricardo Franco, es de recibo. La exposición en la calle Larios en la que se le puede ver en acción es, sencillamente, la punta del iceberg de su trabajo.
'Doentes', de Gustavo Balza, narra una historia de supervivencia
'Amigos', de Manso y Cabotá, parte de una apuesta para lograr una herencia
Otro talento en ebullición, el de Isaki Lacuesta, puede verse un poco más allá, en el CAC de Málaga. Lacuesta es la esperanza blanca de una generación de cineastas que han bebido de Guerin y Erice, aunque no por ello son sus seguidores. El catalán salta de formatos, historias, épocas y estilos con una facilidad y un talento que asustan. A El rito, una brutal inmersión en el matadero de Salt (Girona), la pieza que se proyecta en el CAC, solo le falta el olor, porque el resto de las experiencias sensoriales traspasan la pantalla hacia el espectador. El cineasta recibe en esta edición el premio Eloy de la Iglesia, y si el certamen de Málaga aguanta, en unas décadas recibirá el Ricardo Franco.
Por la mañana, se habló de amigos. Si en la primera sesión, el certamen contaba en Doentes, de Gustavo Balza, cómo dos extraños luchan por su supervivencia en una Santiago de Compostela de los años cincuenta, momentos después llegaba Amigos, de Borja Manso y Marcos Cabotá -con mano en el guión de Borja Cobeaga-, la delirante apuesta entre un fallecido y sus tres amigos de la infancia: el que consiga más audiencia televisiva logrará los 17 millones de euros de la herencia. Las apuestas juveniles eran retos; este envite supone algo más. Lo curioso del asunto es que los caminos que toman cada uno de ellos tres (participación en Gran Hermano, uso de los reality shows más salvajes de la tarde o acoso y derribo de famosos, incluido atropello por parte de un bailaor de flamenco afarruquitado) tiene que ver mucho con los programas que emite la cadena productora de la comedia, Telecinco. Una autoparodia que funciona gracias a las buenas artes de un reparto encabezado por Ernesto Alterio, Diego Martín, Alberto Lozano, Goya Toledo y Manuela Velasco -la chica rec construye mucho con muy poco-.
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