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Reportaje:

El haraquiri del Celta

El equipo se desinfla tras sumar un solo punto en los cinco últimos partidos

Hace un mes que el Celta ganó en Tarragona y se puso cuatro puntos sobre el Betis y cinco por encima del Rayo Vallecano. Aquel fin de semana, los sevillanos superaron con una victoria ante el Albacete una racha de cinco derrotas consecutivas mientras que los madrileños se debatían con fiereza en intestinas luchas entre futbolistas, técnicos y propietarios del club. El ascenso parecía encarrilado para el equipo que prepara Paco Herrera, por más que éste, cauto y siempre sincero, advirtiera inquieto que empezaba a faltarles fútbol. "No era falsa humildad", se lamenta ahora. Un mes después de aquel sábado triunfal en Tarragona, el Celta es tercero, ha sumado un punto de los últimos 15 que ha disputado y empieza a mirar a los que llegan por detrás, a Granada, Elche o Cartagena, porque además el domingo, si no hay parón liguero, visita al Betis. "Nos hemos hecho el haraquiri", sentencia Herrera, que el sábado pasado tras caer ante el Recreativo acogió con estupor la confesión de uno de sus jugadores. "Me dijo que estaba bloqueado. ¡Si estamos terceros y luchamos por ascender!".

Hace un mes, los de Herrera sacaban cuatro puntos al Betis y cinco al Rayo
Un jugador llegó a reconocer a su técnico que estaba "bloqueado"

En la búsqueda de las causas del desplome del equipo se suceden tópicos y, como mucho, descripciones poco concretas. "Estamos haciendo cosas que antes no hacíamos", apunta el delantero David Rodríguez, que ha dejado de acudir a su cita con el gol. Estilete de un colectivo demoledor en campo abierto, Rodríguez se encuentra en medio del debate porque el equipo sólo ha marcado dos tantos en esos cinco nefastos partidos. En realidad, el delantero acusa la falta de producción ofensiva de un grupo que acusa el bajón que ha sufrido De Lucas y en el que sólo las apariciones de Trashorras generan opciones para marcar. Y ahí surge el mayor debate, porque el mediapunta de Rábade apenas aporta en defensa y eso le lastra a los ojos de su técnico. El sábado al verse en inferioridad numérica Herrera le retiró del campo y no es la primera vez que mira hacia su futbolista con mayor talento como una de las primeras opciones en las sustituciones. "Hay jugadores que han bajado su nivel", se limita a decir Paco Herrera, pero no es complicado deducir que mira hacia su trío atacante.

Con todo, los problemas también vienen de otras ubicaciones. Huesca, Villarreal B y Recreativo se han llevado los tres últimos partidos jugados en Balaídos partiendo de una estrategia similar: presión en la salida de la pelota ante un equipo diseñado para correr más que para manejar el esférico en espacios reducidos. "Vinieron a no dejarnos salir de atrás tranquilamente y nos costó mucho", reconoce Álex López. "Los equipos ya nos conocen bien", asume Roberto Lago, que había marcado el segundo gol en Tarragona en una jugada que resumía el ideario del equipo, siempre atento a abrir el campo para dar vuelo a las incorporaciones de los laterales. Esa aportación fue capital hasta el mes pasado, más en un equipo en el que sus tres centrocampistas (Alex López, Bustos y López Garai) tienen un rol más posicional que ofensivo. La ausencia de Hugo Mallo, al que los problemas de pubalgia tienen al borde del quirófano, ha dejado cojo al equipo por el flanco diestro. "Pensábamos en Bustos como opción de futuro", explicaba Herrera tras el partido contra el Recre. Pero ya advierte que tendrá que buscar otra solución.

Las lesiones y el carrusel de sanciones, algo que en todo caso cabe esperar en una temporada de 42 jornadas, han dejado al descubierto algunas carencias en la confección de la plantilla. No hay recambios para la delantera. La aportación de Papadopoulos es muy limitada y en cualquier caso nada tiene que ver con el gol y Iago Aspas, un mediapunta, es una solución de emergencia. Pero quizás el defecto que más se ha evidenciado durante las últimas semanas tiene que ver con el carácter, con esas cabezas gachas que Herrera se encontró el sábado ya de madrugada en el vestuario. "Tenemos que volver a aprender a ganar y la culpa es mía porque no sé como transmitírselo a los jugadores y que me crean, que estén convencidos", se demanda el entrenador.

Sin margen de error, el próximo reto es mayúsculo porque espera el Betis en su feudo. Allí no podrá jugar el meta Falcón debido a su expulsión ante el Recreativo. Ayer fue otro de los que hizo acto de contrición tras su trifulca con Juan Villar, que dejó a su equipo en inferioridad numérica. "Hay contacto y el línea lo ve, así son las reglas del juego y hay que aceptarlas, pero el teatro que hizo el jugador también ayudó para que el árbitro decidiera expulsarme". Falcón, tantas veces decisivo para su equipo esta temporada, apenas pudo dormir tras el lance. "Estoy bastante fastidiado. Es la primera vez que me expulsan por algo así", explica. Su puesto en Sevilla lo ocupará el canterano Yoel.

De Lucas pelea un balón en presencia de Álex López, el pasado sábado frente al Recreativo de Huelva.
De Lucas pelea un balón en presencia de Álex López, el pasado sábado frente al Recreativo de Huelva.LALO R. VILLAR

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