El acto final de Ópera

Una estación, pero también un museo. O una estación con museo. Sea lo que sea, y tras 30 meses de obras y varios parones a causa de los hallazgos arqueológicos, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y el consejero de Transportes, José Ignacio Echeverría, aprovecharon el tiempo preelectoral y se apuntaron el tanto de inaugurar la estación de Ópera.

Una inversión de 22 millones de euros sufragados al 50% por Ayuntamiento y Comunidad, que ha cambiado la cara a una estación que, como el alcalde recordó durante su intervención, ha sido siempre muy incómoda para los usuarios, con andenes y pasillos estrechos y abundancia de escaleras. Ahora la estación cuenta tres ascensores y ocho escaleras mecánicas y es totalmente accesible para los discapacitados. El vestíbulo ha ganado en amplitud y existen dos salidas, ya abiertas desde hace semanas, que dan hacia la calle del Arenal una y hacia la zona de la calle de los Caños del Peral la otra. Eso sí, con la nueva política de Metro en las estaciones, ha desaparecido el espacio para las taquilleras y ahora son las máquinas las que expiden los billetes.

En Fuencarral se inauguró también la nueva plazuela de Antonio Vega

Por Ópera pasan 55.000 viajeros al día en tres líneas: la 2, la 5 y el Ramal. Gallardón desveló ayer que hubo un proyecto, cuando se remodeló la línea 10, para que el Ramal, que une Príncipe Pío con Ópera, se cerrase y pasase a ser un almacén para vestuario y material del teatro de la Ópera.

La otra gran novedad de la estación es el museo que ya puede visitarse, en el que se muestran vestigios de la Fuente de los Caños del Peral y del Acueducto de Amaniel. Paneles explicativos dan cuenta al visitante de la historia de los restos. Y hay un miniauditorio en el que se proyectan audiovisuales para los que tengan un rato entre metro y metro.

La última novedad reside en la superficie, donde las obras de la plaza de Ópera han dejado ya de hacer sufrir a vecinos y paseantes. La zona reformada abarca ahora más de 9.000 metros cuadrados y cuenta con nuevos pavimentos, aceras, más árboles y dos fuentes de granito. Precisamente arquitectos y diseñadores han criticado la excesiva abundancia de este material en la remodelación.

El itinerario inaugurador terminó ayer una hora más tarde para el alcalde a la altura del número 93 de la calle de Fuencarral, donde a partir de ahora se sitúa la plazuela de Antonio Vega, en honor a uno de los mejores músicos de la historia reciente madrileña, fallecido el 12 de mayo de 2009.

Con la presencia de familiares, amigos y compañeros de Antonio (Miguel Ríos, Teo Cardalda), Gallardón se encargó de recordar al cantante y su relación con Malasa-ña. La música de Chica de ayer, tocada por sus camaradas, contribuyó a calentar una mañana desapacible y lluviosa.