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Columna
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Pasado reciente

David Trueba

El final de temporada de Mad men y Cuéntame desplaza el reinado del pasado reciente al pasado remoto con series como Hispania o Los Tudor. Mad men, en su cuarta temporada, ha sido una de las más satisfactorias propuestas de ficción junto al Sherlock actualizado. Cuéntame ya tiene una velocidad de crucero adquirida, y navega como un transatlántico, con su velocidad de varios Merches por minuto, al ser la más sólida referencia de ficción hispana. Mad men ha precipitado su conclusión con un capítulo demasiado acelerado en el que su protagonista, Don Draper, ha hecho un viaje para resolver sus conflictos de divorciado de flor en flor. Entre las soleadas esperanzas ya apuntan los nublados futuros.

La temporada, una de las más conseguidas, tuvo su clímax en los episodios centrales, donde los personajes de Draper y Peggy Olson compartían el protagonismo y la soledad en la oficina. En la conclusión, sin embargo, ha significado una cierta decepción la marginalidad de Peggy, magníficamente interpretada por Elisabeth Moss. El séptimo episodio, titulado 'La maleta', dirigido por Jennifer Getzinger y escrito por el propio creador de la serie Matthew Weiner, queda como un ejemplo rotundo de que para que algo funcione narrativamente no es necesario que pasen muchas cosas, como se cree, sino que los personajes tengan esas muchas cosas dentro de sí.

La crisis se desata en la agencia Sterling, Cooper, Draper & Pryce, más Draper que nunca, tras perder la cuenta tan rentable de Lucky Strike. Es algo tan dramático como que la Iglesia española perdiera la financiación del Estado, y ha obligado a los personajes a rascarse el ingenio y despedir empleados, con lo que el paisaje de la batalla era adecuadamente adaptado a los tiempos actuales pese a que el estilismo siguiera siendo una idealización de los años sesenta sustentada por la marca Brooks Brothers. La exigencia de sus silencios y la dependencia de la serie de los matices de los personajes, ha dejado al descubierto las limitaciones interpretativas de Jon Hamm, que no siempre logra transmitir bajo la rigidez de alcornoque toda la esencia del personaje protagonista. Nada que perturbe el reinado estético de esta serie de la cadena AMC a la espera de su quinta remesa.

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