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Reportaje:

Holanda, paso a paso

Los Países Bajos consolidan su despegue económico, aunque mantienen su dependencia del comercio exterior

La economía holandesa continúa con su pausada recuperación. Los recientes datos de Eurostat reflejan un crecimiento del 2,4% en el cuarto trimestre del año pasado -el tercero más elevado de la Unión Europea-, ritmo que, sin embargo, se ralentizará hasta el 1,7% durante 2011 si se cumple el pronóstico oficial, coincidente con el dato registrado en 2010. Holanda se desplomó en 2009, con una caída del PIB del 3,9%, principalmente a causa de la crisis de su sistema bancario y de la reducción en la demanda de sus principales exportaciones.

El comercio exterior representa más de dos terceras partes del PIB holandés. En 2009 las exportaciones se contrajeron un 7,9%, mientras que las importaciones se redujeron un 8,5%. Precisamente las ventas al exterior han sido las principales responsables de la resurrección del año pasado, con un alza del 10% gracias a la recuperación de gigantes como Alemania, Francia o EE UU. Este último país es además el segundo mayor inversor extranjero en los Países Bajos.

El Gobierno ha destinado 40.000 millones a salvar el sector bancario

La OCDE califica de "temporal" el crecimiento holandés de la segunda parte de 2010 y advierte de la imposibilidad de que el consumo privado recoja el testigo del comercio exterior y se haga con las riendas de la economía. En 2010 este indicador solo creció un 0,2% y para este año podría elevarse un 1%. Ello se suma a los severos ajustes que el Ejecutivo ha puesto en marcha en el gasto público -que solo crecerá un 0,2% en 2011-, unos recortes que, precisamente, son impulsados desde los organismos internacionales.

Durante la crisis financiera, Holanda destinó importantes paquetes de ayuda para mantener a flote su economía. Desde el último trimestre de 2008 el Estado ha destinado a ese fin un total de 13.500 millones de euros, aproximadamente el 2% de su PIB. Esto se suma al papel que jugó el Estado en la cuasi nacionalización de la banca local, después de invertir unos 40.000 millones de euros en la compra de ABN Amro y ayudar a Fortis Bank y a ING. En total, el déficit fiscal se disparó hasta el 5,4% del PIB en 2009 y la deuda pública llegó al 66%.

Precisamente una de las principales tareas del Ejecutivo liberal elegido en octubre pasado ha sido controlar las cuentas públicas. Este curso ha refrendado su intención de sacar adelante un plan de ahorro por valor de 18.000 millones de euros hasta 2015. En ese mismo periodo se espera recortar el déficit público por debajo del 3%, el límite establecido por el Pacto de Estabilidad. De momento, estos recortes están dando sus primeros frutos, ya que en 2010 el desequilibrio presupuestario se quedó en el 5,2% del PIB, seis décimas por debajo de las previsiones oficiales.

Y las buenas noticias continúan. Esta semana, ING ha confirmado que en mayo terminará de pagar 7.000 de los 10.000 millones de euros que recibió del Estado al comienzo de la crisis. Los 3.000 millones restantes se pagarán antes de mayo del año que viene. Esto significa que la banca holandesa ha ganado en solidez este último año, una buena noticia para el Estado, que planea vender las acciones de ABN Amro. Esto puede ser además un aliciente para dinamizar el consumo, que probablemente continúe estancado este curso.

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