Virtuosismo estético...

Qué noche la de aquel día! Así lo recordará todo aquel que busque este hotel, no ya para pernoctar en el casco histórico de Cáceres, sino para vivir una experiencia inolvidable. Toño Pérez y José Polo, los artífices del soberbio restaurante Atrio, han resuelto la ecuación de la excelencia hotelera tras siete años de trabajo intensivo en busca de un lugar para recibir en silencio, acoger con simpatía, agasajar con toda clase de detalles y enamorar entre las paredes de un edificio que pregona la arquitectura con mayúscula. Para esta aventura no podían haber escogido mejores compañeros de viaje: Emilio Tuñón y Luis Mansilla, autores del Musac de León y merecedores del premio Mies van der Rohe.

El hotel se funde en la plaza de San Mateo con el mismo volumen pétreo de sus vecinos palacios de los Golfines, la Casa de las Veletas y la torre de Sande. Los arquitectos aplicaron la misma finezza conceptual que la ensayada en el museo leonés, la misma sensibilidad, la misma inspiración por los detalles y el buen acabado. Y, como catalizador, Cáceres. Uno abre los ojos desde la cama y, sin preámbulo, lo despereza el espectáculo. Las campanadas matutinas. Los pináculos de la iglesia de San Mateo. La orfebrería del claustro interior del hotel... una geometría exacta de hormigón listado. Esa fachada de ventanas descentradas que representa toda una lección de arquitectura asentada en los clásicos.

No es menos excitante el interiorismo, a cargo de los mismos arquitectos, que han optado por diseñar hasta la pasamanería del hotel. Todo bajo la supervisión y la abstracción intelectual de los propietarios: las sillas de madera y enea encargadas a la firma Fritz Hansen, la porcelana reinterpretada de Limoges, la lencería de Frette... Y otras piezas traídas de su propia casa: el Scully del bar, el Warhol de la habitación... Y esa obra de arte en sí misma que es la bodega.

El desayuno se sirve por sorpresa en la habitación. Para qué decir más, si el establecimiento matriz goza de dos estrellas Michelin. Insuperable, el servicio pone en su sitio el verdadero lujo de un hotel así, que dirige Carmina Márquez. Después de la apertura de este nuevo Atrio ya nada volverá a ser igual en el panorama turístico español.