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RETRATO... JOSÉ ANTONIO BARROSO | 22-M

A por la novena

El alcalde de Puerto Real aspira a la reelección para frenar a la derecha

José Antonio Barroso vuelve. Y van nueve. Solo un pacto de toda la oposición le ha impedido gobernar en Puerto Real desde 1979. Fue durante el mandato de 1995 a 1999. No siempre ha estado en el sillón de alcalde pero ha sido permanente protagonista de la vida municipal de su ciudad desde el inicio de la democracia. El candidato de IU dice que lo intenta de nuevo, aunque reconoce una dificultad añadida este año. El acecho de lo que él ha llamado el tsunami conservador. Las elecciones de esta localidad gaditana son toda una incógnita. IU y PSOE, actuales socios de gobierno con Barroso como alcalde, pueden pagar el desgaste de la gestión con pérdida de votos. PP y PA aspiran a quedarse con una alcaldía referente de la izquierda.

Las declaraciones pomposas, las salidas de tono, su afán polemista. Hay muchas razones por las que Barroso es conocido en toda España. Pero quizás su episodio más épico, del que él presume, son sus declaraciones contra el Rey. En varios actos a favor de la república se ha pronunciado contra Juan Carlos de Borbón pero fue su discurso en 2008 en Los Barrios (Cádiz) el que le valió una denuncia de la fiscalía y una condena de 6.000 euros por injurias al monarca. No pagó porque el juez estimó su declaración de insolvencia. "Estoy tieso", dijo entonces.

Barroso, nacido en Puerto Real en 1952, era oficial tubero en los astilleros de su ciudad y, desde muy joven, tuvo militancia política. Por el Partido del Trabajo en España llegó a ser alcalde en las elecciones de 1979. Después fundó su propio partido, Unidad Puertorrealeña, con el que consiguió revalidar victoria en 1983. Triunfó en el siguiente intento ya desde Izquierda Unida en 1987. Repitió mayoría en 1991 pero en 1995 perdió el sillón gracias a un pacto de todos los partidos de la oposición. En 1999 lo recuperó aunque nunca ha repetido mayoría absoluta. De hecho, la reducida victoria en las elecciones de 2007 le llevó a pactar, avanzado el mandato, con la que había sido su enemiga política, la portavoz socialista Ana Mosquera. Ella tuvo en su mano apartar de la alcaldía a Barroso pero la disciplina de partido le impuso quedarse en la oposición. Mosquera no se presentará este año.

Al alcalde se le han acumulado los problemas en los últimos años. El cierre de Delphi, con 1.800 empleados en la calle, cerró también el grifo de muchos recibos que el Ayuntamiento cobraba de esta industria. El parque industrial de Las Aletasno para de generar problemas debido a su ubicación en unas marismas desecadas y los proyectos comerciales auspiciados por el Consistorio se han quedado bloqueados. La oposición acusa a Barroso de despilfarrar dinero público en planes que no han funcionado. "Nos podrán echar en las urnas pero nunca nos inhabilitarán por ladrones o defraudadores", ha dicho el candidato.

Barroso intentó ser diputado en el Congreso las pasadas elecciones. No lo consiguió. Sí es diputado provincial y miembro del equipo de gobierno. En el último pleno pidió permiso para participar como tertuliano en el programa matinal de Carlos Herrera de Onda Cero. Una actividad remunerada que, según él, podía ser incompatible con su cargo. Con este gesto consiguió difundir su nueva tarea radiofónica fruto de su amistad con Herrera alimentada en la pasión compartida de los puros. Barroso presume de cercanía con mandatarios como Fidel Castro o Hugo Chávez Frías, como a él le gusta llamarle.

Barroso siempre ha levantado el puño del trabajador. Desde su época de operario naval hasta las movilizaciones de Delphi. Su poder efectista ha disminuido desde entonces. Dice que la izquierda debe luchar contra la ola conservadora que se avecina. Él se conserva bien. Va a por la novena.

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