El protagonista inesperado

Entre dos presencias fulgurantes, dos suspiros, cinco vallas, 60 metros, 20 zancadas, un mundo, el del atletismo español, su desfile por el pabellón de Bercy, junto al Sena, en París, donde se disputan los Europeos en pista cubierta. El mundo que separa a Josephine Onyia, que a las 9.34 debutó en unos Europeos bajo techo y 8,33s después dijo adiós, seria, silenciosa y no tan rápida como solía, de Felipe Vivancos, que, casi a las siete de la tarde, disputó inesperadamente la final de los 60m vallas para, 7,59s más tarde, terminar frustrado y feliz, "cuarto, medalla de chocolate", pero vivo, o resucitado para la alta competición.

Entre medias, unas cuantas historias con la camiseta roja presididas por la sentencia de Manolo Martínez, 36 años, quizás en las últimas como atleta, pero insustituible como capitán: "No es tan fácil clasificarse para una final, ni siquiera bajo techo" (lo que no lograron ni él ni el otro lanzador de peso, Borja Vivas).

Nuria Fernández se clasificó para la final de 1.500 metros de hoy

La historia de Nuria Fernández, devorada, como todos, por la vorágine que es la pista cubierta, un concentrado de carreras, saltos y resultados de los que cuesta distanciarse para hallar un punto de reflexión. "Solo sé expresarme corriendo", dijo la atleta, sujeto pasivo de dopaje en la Operación Galgo, que se clasificó para la final de los 1.500 metros (hoy, 17.15, Teledeporte y Eurosport), como también Isabel Macías, quien se sentía tan bien, tan en su nube, que el sonido de la campana la sorprendió y despertó.

Las historias de Eusebio Cáceres y Vicente Docavo, los dos chavalillos a los que el tobillo, la articulación sagrada de los saltadores, donde se halla el secreto de su talento, les dejó saltar solo a medias. Cáceres (7,83m en longitud, donde se clasificó Luis Felipe Méliz para la final, 7,94m), pelín más veterano, se lo tomó con filosofía y media sonrisa; Docavo (16,28m en triple), debutante, mostró su frustración, su inconformismo. Tras el último salto, se quitó la zapatilla y el calcetín y los arrojó. Desnudó su tobillo, amado y odiado a la vez. En triple también se quedó a tres centímetros de la final Patricia Sarrapio.

Todos saltaron bajo la atenta mirada del técnico Juan Carlos Álvarez, quien se pasó el día junto a su amigo Iván Pedroso, entrenador de Teddy Tamgho, protagonista del gran show: se clasificó para las finales de longitud (con dificultad) y triple (17m casi sin querer) con las mejores marcas. La historia de Jesús España, el que nunca falla y ahí está ya, afilando su cuchillo para la final (16.50) de los 3.000m, y de Elián Périz, que, contra el mundo, se coló en las semifinales de los 800m, donde también entraron los tres de Barcelona, Marco, Kevin y Bustos.

También, muy importante, la de Vivancos, el ibicenco de 30 años que no sabe competir por las mañanas. "No porque sea perezoso", sonríe; "sencillamente, el cuerpo no me responde, le cuesta despertarse. Por eso, cuando decidieron quitar las series matinales, me hicieron un hombre. He vuelto al gran nivel". También le hicieron vivir tres horas de ilusión. Las que van entre una semifinal ganada con 7,56s ("mi mejor marca personal a los 30 años; no está mal, ¿no?"), la segunda mejor de los participantes, y la final, en la que una mala salida y un derribo de la tercera valla dejaron cuarto al que fue plata en 2005.

FINALES: Hombres: Peso: 1. R. Bartels (Ale.), 21,16m. 60m vallas: 1. P. Svoboda (R. Che.), 7,49s. Mujeres: 60mv. 1. C. Nytra (Ale.), 7,8s.