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Ricardo Cárdenes

Hay en los dibujos de Ricardo Cárdenes algo como un vértigo minúsculo, una suerte de zozobra leve que no se divisa a primera vista. Se diría que el artista es un ciego que extiende la mano para anticipar lo que viene, para prever, o quizá, para usar una imagen que le es cara, que lo que observamos es el rastro dejado por un bailarín cojo mientras ensaya un paso. Ricardo Cárdenes entrevé algo, se esfuerza en ver, intenta coger desprevenida a la interpretación que vela su mirada, sale al encuentro de la ausencia, se acompasa con la incertidumbre. Su designio es irrefrenable. Cárdenes no percibe claramente el alcance de sus gestos, pero su mano discurre por itinerarios que conoce de memoria -un patrón del Burda, una figura rupestre, dibujos propios sobre otros dibujos propios- pues está persuadido de que para explorar los límites que estructuran lo visual antes que nada es preciso tener una estructura a la vista. Pero nada garantiza que lo visual sea sólo lo visible. Es más, el malestar que destilan estos dibujos, sus líneas vacilantes que se interrumpen y se reanudan, subraya que no estamos ante algo que se conjuga sólo en presente sino también, y sobre todo, frente a algo que traza una espera del sentido, que apunta al porvenir. Algo con lo que en última instancia, y aun a sabiendas de estar inexorablemente condenado al fracaso, el artista busca su propia mirada mientras se desdibuja en la proximidad de la muerte.

Ricardo Cárdenes

Galería Saro León

Villavicencio, 16

Las Palmas de Gran Canaria

Hasta el 8 de abril

<i>Sin título</i> (2010), de Ricardo Cárdenes.
Sin título (2010), de Ricardo Cárdenes.

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