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Reportaje:Información privilegiada | Empresas & sectores

Seguros a la concentración

El sector afronta un proceso de integración por su atomización

Miguel Ángel Noceda

Desde hace años, incluso decenios, se habla de que el sector asegurador se precipita a la concentración. Sin embargo, el buen estado de solvencia de las compañías no la ha hecho imprescindible. Ahora, con la reestructuración de las cajas de ahorros ya encarrilada, la desinversión de la banca en el sector y la profesionalización y mayor tamaño que exigirá la aplicación de la directiva europea Solvencia II a partir del 1 de enero de 2013, hace que para muchos ese proceso sea imparable.

Un somero repaso al sector puede explicar las razones: hay más de 300 empresas vendiendo seguros en España; las 30 primeras concentran el 80% del mercado; las 100, el 94%, y las 200, el 96%. Es decir, existe una enorme atomización sectorial -con muchas microempresas que incluso no tienen fondos para pagar la cuota para entrar en la patronal Unespa- que explica que la concentración vuelva a cobrar vigor.

Solvencia II, en la que se trabaja desde 2000 y en la que quedan ajustes por hacer, se ha convertido en la piedra de toque. Pero la industria tiene otros retos por delante, como la entrada de competidores extranjeros, divergencias de precios, la crisis de la Seguridad Social o la influencia de la fiscalidad, sobre todo en Vida. Los grupos, por tanto, tienen que adaptarse a un entorno mayor y ganar tamaño para ser más competitivos, lo que conlleva a absorber otras empresas y a más capital. "Lo lógico sería que no hubiera más de 100 firmas para tener una industria potente y ordenada", dice una fuente empresarial.

Pero, pese a ello, en el sector se reconoce que Solvencia II no va a ser tan exigente porque la UE, en atención a la realidad del mercado (no sólo está atomizado en España), va a amortiguar el impacto en las pequeñas empresas por la vía de la proporcionalidad con el riesgo que se asume y a procurar periodos de entrada transitorios para digerirlo.

Este sector, al contrario de las cajas, en general no tiene problemas de solvencia ni de liquidez, e incluso hasta las más pequeñas están capitalizadas. Por tanto, no tienen necesidades que les impulsen a vender. Según sondeos, incluso se podrían reducir hasta un 20% las necesidades de capital, lo que se considera muy importante a efectos de la tarificación de las primas. En definitiva, la concentración parece inevitable, aunque no sea tan acuciante por el estado de las compañías, que incluso con uno o varios clientes en un segmento muy localizado pueden sobrevivir con garantía.

En lo que sí hay coincidencia es en que el motor que está moviendo el mercado está muy relacionado con el proceso de integración de las cajas y con lo que hoy por hoy tiene previsto Basilea III en relación con el peso de las aseguradoras en bancos y cajas. Basilea III penaliza en el balance de las entidades financieras que se tenga titularidad o posición de control (incluso aunque no se ejerza) en aseguradoras y en agencias de valores. De hecho, se consideraba posición de control un 20% y lo quiere rebajar al 10%. En sentido inverso, a las aseguradoras les pasa lo mismo en Solvencia II en relación con las participaciones que posean en bancos, aunque en este caso la posición de control sigue estando en el 20%.

Para sanear el balance, los bancos y cajas están desprendiéndose de sus aseguradoras o al menos de su control. Pero, por debajo del 50%, el peso en el balance es menor, y puede compensar quedarse en ese umbral para garantizar unos ingresos futuros mediante el dividendo, aunque no se tenga el control. Las exigencias de Basilea III justifican el acuerdo entre La Caixa y la Mutua Madrileña con Vidacaixa y la operación del Grupo Santander con Zurich al venderle el 51% de su negocio en Latinoamérica. Y las que puedan venir en adelante.

Hasta la fecha, con la directiva Solvencia I, las compañías tienen que garantizar un capital del 4% en seguros de Vida, además del compromiso (provisión matemática del ahorro que se gestiona más la rentabilidad prometidos), para cubrir riesgos inesperados. En No vida, la solvencia mínima que se exige (además de lo que se haya prometido en el contrato) es del 16% de las primas. Este porcentaje, que en Solvencia I es fijo, en Solvencia II será dinámico, es decir, compañías que gestionan bien sus riesgos reducirán su exigencia de capital y viceversa. En números redondos, el sector debería tener un mínimo de 16.000 millones frente a los 35.000 actuales, según fuentes del sector. -

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.
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