Bosé, el camaleón
En algunos casos, la diferencia entre un artista arriesgado y uno camaleónico no es tan grande como parece. El primero no tiene problemas en variar de estilo y moverse de un terreno a otro. El segundo, tampoco. Pero mientras a uno, esos cambios le llevan a caminos poco transitados, al otro le conducen siempre a las autopistas de lo que se lleva en cada momento.
Miguel Bosé es un maestro en adivinar la ruta más transitada. Fue ídolo para adolescentes con 20 años; el más moderno de los modernos en los ochenta; chico Almodóvar en los noventa; presentador de televisión en el cambio de milenio. De repente, patinó. La gira con Ana Torroja y el fallido intento de pasarse a la electrónica en 2005 no auguraban nada bueno. Pero cuando parecía haber perdido el olfato comercial se reinventó, con 50 años, en 2007 con la ayuda de sus amigos famosos. Papito, un gran éxito concebido como un disco de duetos, fue una jugada económicamente magistral, que le ha puesto otra vez en lo más alto. Eso le permite dar cinco conciertos a partir de mañana en el teatro Arteria Coliseum con entradas desde los 25 a 113 euros, nada menos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.