Celia, lo que dice
Estoy seguro de que Celia Villalobos no cree que José Bono sea fascista. Pero lo dijo.
Últimamente se dice de todo, pero luego uno dice: "Bueno, ya me entiendes". Y es como si no se hubiera dicho. Hay un texto y un subtexto, como diría Juan Cueto; cuando se dice el subtexto es que se quiso decir el texto, y viceversa. Y todos tan contentos. "Es un fascista". Alguien dice: "Mujer, te has pasado". Y la mujer dice: "Bueno, ya me entiendes: era una cosa coloquial. Una manera de hablar. Un subtexto".
No dijo nada Bono, ocupado como estaba en las tareas de llevar al Parlamento la atmósfera del 23-F, aquel acontecimiento que estremeció a España y del que ahora se ríe hasta el Rey. Sorprendió que el Rey se riera. El tiempo cura los insomnios. Aquel insomnio que ahora declara el Rey fue entonces un escalofrío que recorrió el espinazo de la nación, de arriba abajo.
Pero, en fin, ahora el Rey se ríe. Aquellos sí que eran insultos, los de aquella noche. Ahora hemos visto de nuevo el mayor insulto de todos, cuando Tejero quiso derribar, sin conseguirlo, a Gutiérrez Mellado, que era superior en rango, y sobre todo en nobleza. Fue un insulto máximo, una manera de utilizar la fuerza para la burla. Don Manuel se defendió, y de esa manera manifestó una metáfora mayor de la dignidad, dejando a Tejero en el pozo de la historia.
Ahora trato de imaginar cómo dormiría Tejero después de esa ignominia, cuánto duran los insomnios para los que usan la fuerza bruta en la tarea innoble de derrotar a sus contrincantes. Dormiría bien, me imagino, porque el sueño sólo se le evapora a los que tienen remordimientos, y aún no le he escuchado a aquel guardia civil arrepentimiento alguno; no lo sentirá.
Pero volvamos al asunto Celia Villalobos, diputada del PP, exministra, miembro de la mesa de la Cámara, y malagueña. Esto de malagueña resulta relevante por algo que ocurrió esta misma semana, por lo que se lee en el verbatim de los medios. Pasó que, en un rifirrafe que mantuvo con Bono, precisamente, con quien no tiene una relación triunfal, reiteró su manera de llamar a los discapacitados. En una reunión que tenía, ella los llamó, con reiteración, "tontitos". Se lo afeó el presidente de las Cortes, quien le explicó que decir eso expresaba "falta de sensibilidad social". A la reconvención bonista replicó la diputada Villalobos:
-Hablo como se habla en mi tierra.
Y como ocurre que la tierra de Villalobos es la tierra de Justo Navarro, novelista y hombre sensato, muy versado en el lenguaje de toda Andalucía y específicamente familiarizado con lo que se dice en las calles de su pueblo, fui a él a preguntarle si se llama "tontitos" a los discapacitados en la hermosa provincia de Málaga.
Lo que me temía ocurre. En la tierra de Celia y de Navarro a los discapacitados se les llama, respetuosamente, así, discapacitados, como en todas partes. Es posible que ella haya prolongado ahí una denominación que ha subsistido en los coloquios privados. Pero el lenguaje está para irlo variando de acuerdo con la sensibilidad de los tiempos, y ahora escuchas "tontitos" y se te ponen los pelos como escarpias. Celia Villalobos lo sabe, lo que pasa es que confía demasiado en que todo el mundo entienda sus subtextos.
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