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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Enigma de la bola de arroz

Respondiendo a una voluntad expresa de mantenerse en los márgenes de su estilo, Carmen Werner se fue a Japón y trabajó con estos eficientes y entregados artistas para producir A fondo, una obra concisa, no extendida sobre el material central que la ocupa y en la que se acusan algunas distancias ineludibles de ser explicadas.

Sobre un collage sonoro que va del barroco al jazz (y del que no se dan cumplidos detalles al espectador), Werner articula la presentación de los cuatro intérpretes como un cuarteto clásico en fragmentación (piénsese lo que separa uno de Schubert a uno de Shostakóvich). Completa el tándem español Alejandro Morata, carente tanto de técnica como de discurso expresivo coherente y dando una contrarréplica sin hilatura, lo que afloja el resultado, llega a banalizarlo. Los dos bailarines japoneses tienen personalidades muy acusadas, pero se lleva la palma Shintaro Hirahara cuando hace su solo acompañado de un fragmento de la suite para violonchelo de Bach y también hay un pico de intensidad cuando Matsumi Yanase, mujer concentrada, expulsa de su cuadratura virtual los muebles como quien echa a los fariseos del templo.

A FONDO

Compañía Provisional Danza. Coproducción con Transparence Dance (Japón). Coreografía: C. Werner. Vestuario: Maho Nieda; luces: Pedro Fresneda. Cuarta Pared. Hasta el 27 de febrero.

El martilleante sonido electrónico que logra solapar a las otras exposiciones sonoras da cruda visión contemporánea, donde se habla de aislamiento, soledades y, sobre todo, de incomunicación. Carmen acude a su humor frío y usa la incongruencia idiomática para armar unas secuencias donde ya no importa casi lo que se escucha, pues un fragor tapa la voz, la diluye.

Hirahara tiene además un monólogo en perfecto japonés que se antoja torturado, hermético, de gran trascendencia. Pues no. Werner lo aclara: está hablando de su mala digestión, de una bola de arroz y de que seguramente abandonará la escena para vomitar. Este aparente chascarrillo resume una idea latente en toda la pieza: nada es lo que parece y las sugerencias visuales ejercen de trampantojo en la comprensión de la obra de danza.

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