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La caja crea un banco propio y sale a la búsqueda de capital privado

Novacaixagalicia sondea los mercados español e internacional para captar más de 1.000 millones

Primer paso: crear un banco. Es lo que decidió ayer -aunque no hubo votación- el consejo de administración de Novacaixagalicia para adaptarse a la nueva legislación. Volcará en él su negocio financiero y venderá un mínimo del 20% del capital a inversores (otros bancos, entidades de capital riesgo, aseguradoras, empresarios) de España o del extranjero. Necesita hacerlo para reforzar su solvencia. Según fuentes financieras, tiene un capital básico al menos cinco décimas por debajo del 6% y deberá alcanzar en septiembre el 8%. Cada punto porcentual le costará unos 500 millones de euros.

La primera opción que estudia es vender una participación de hasta el 49% para seguir decidiendo sobre su futuro. Pero en estos tiempos difíciles, los inversores -sobre todo los grandes- elevarán al máximo sus exigencias. Si cede más del 51% del capital, Novacaixagalicia se convertirá en una fundación accionista del banco, al estilo de la Fundación Barrié con el Pastor. Esa es la segunda de las opciones. La tercera, que el Estado entre como accionista de ese banco inyectando fondos del FROB y comience a tomar decisiones. En ese caso, la caja podría acordar la recompra de los títulos en dos años. Fuentes del consejo de administración aseguraban ayer que antes de verse forzados a optar por este camino todavía hay mucho partido por jugar. Esas mismas fuentes apuntan a que hay inversores extranjeros que siguen muy de cerca la estrategia de la caja y que querrían optar a participar en un proyecto que, si bien es periférico en España, garantiza una cuota de mercado envidiable en Galicia, ya que NCG tiene el 48% de los clientes. La última alternativa por orden de prioridades es la de integrar Novacaixagalicia en una de las fusiones frías en marcha.

La entidad negocia con inversores la colocación del 20% de su nuevo banco
NCG descarta usar las fichas del Gallego y el Echeverría para privatizarse

"Para transformarse no pueden utilizar la ficha del Banco Gallego", señalaba ayer una fuente próxima a la caja, "a menos que quieran convertir en millonarios a sus actuales accionistas". NCG tiene el 49,8% de los títulos de esa entidad, en la que también figuran los empresarios Javier Ungría, Epifanio Campo (ambos con el 10%), Juan Manuel Urgoti (con el 6%) y otros. Trasladar el negocio al Gallego significaría transformar todas esas participaciones en acciones de un gran banco por volumen de activos, algo descartado. Lo mismo ocurre con el Banco Echeverría, cuyo accionista mayoritario era Caixa Galicia.

En el consejo de administración de ayer, José Luis Pego -y no Julio Gayoso, como era habitual en Caixanova-, explicó las circunstancias en las que se encuentra la caja ante un auditorio que no recibió documentación más allá de la orden de convocatoria de la sesión. Por la tarde trasladó la información al comité de empresa, inquieto porque teme que la entrada de accionistas provoque otra ola de despidos. Algunos consejeros aseguraron, al término de la reunión, que por ahora, "todas las opciones siguen abiertas". El desenlace dependerá de cómo respire el mercado y de la habilidad de los negociadores. También de la petición que NCG realizó al Fondo de Reestructración Ordenada Bancaria (FROB) el viernes pasado para recibir el 3% de sus activos ponderados por riesgo en forma de inyección de capital público, lo que añadiría unos 580 millones a sus cuentas. El regulador negó la petición que formuló José Luis Pego. En una nota remitida ayer, la caja aseguró que "en la elección de las diferentes prioridades, el consejo tendrá en cuenta que el nuevo proyecto que le presente al Banco de España tenga la máxima vinculación con Galicia y respete la mayor inversión social posible".

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Novacaixagalicia, nacida el 1 de diciembre de 2010, continúa con su plan marcado en el proyecto de fusión. En los dos primeros meses de existencia aumentó en 16.000 su número de clientes, que roza los tres millones. De ellos, 2,7 millones son particulares y 170.000 empresas. Según esos datos aportados por NCG, es la novena en el mercado español, con una red de 1.346 oficinas en España y presencia en otros 12 países.

La fusión está provocando, además de peleas internas, como aireó el diputado Fernando Blanco el miércoles, reproches en el Ayuntamiento de Vigo. Hace unos días, el alcalde Abel Caballero aseguró que su socio de Gobierno del BNG no sabe de economía. Ayer le devolvió la pelota el nacionalista Santiago Domínguez: "Hay que decir toda la verdad y no solo medias verdades. Una caja que no se fusionara no podría nunca acceder al FROB".

Cuentra atrás

- El 10 de marzo el Gobierno exigirá a cajas y bancos un mínimo de recursos (capital y reservas) del 8%.

- El 25de marzo NCG tendrá que presentar un proyecto para garantizar la entrada de inversores.

El futuro, "en manos" de Ordóñez

José Luis Pego se reunió ayer por la tarde con los trabajadores para aplacar los ánimos. La CIG se había manifestado por la mañana ante el Ayuntamiento de Vigo en defensa del carácter social de la caja y de los puestos de trabajo. Temen que, con la entrada de inversores, se produzcan nuevos ajustes laborales mucho más duros que el actual.

Al filo de las nueve de la noche los miembros del comité de empresa salieron del encuentro con pocas certezas. Pego realizó una minuciosa exposición del decreto del Gobierno y poco más. La caja, que ha contratado a tres consultoras (Deloitte, UBS y Uría), para definir su estrategia, ha creado dentro de la entidad seis grupos de trabajo que valoren las posibilidades. "Las alternativas tienen que tener en cuenta por encima de todo el coste laboral", insistió desde el sindicato nacionalista Clodomiro Montero. "Lo que está cada vez más claro es que el futuro de la caja depende de los criterios del Banco de España", añadió.

Serán los criterios que aplique el organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordoñez los que determinen si la caja cuenta con una dependencia de financiación mayorista superior al 20%, un aspecto que determina las mayores o menores exigencias e capital.

Con la petición al Banco de España de una nueva ficha bancaria (que todavía no tiene nombre), la entidad sigue al dedillo la estrategia que avanzó la conselleira de Facenda, Marta Fernández Currás, el miércoles en el Parlamento. Una "caja de ahorros evolucionada", el eufemismo que la Xunta ha encontrado para la privatización impuesta por el Gobierno, es, según el presidente Núñez Feijóo, la mejor manera de no perder la oportunidad de seguir compitiendo en el mercado.

"Es la fórmula a la que obliga la legislación estatal", recalcó Núñez Feijóo, a la vista de los "bandazos" del Gobierno de Zapatero.

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