Deseo
Desde una década después, y ya muy viejita, debo deciros que os envío este mensaje telepático desde la casa cairota de mi mejor amigo egipcio, adonde llegué ayer procedente de Túnez. La familia se ha reunido para celebrar el décimo aniversario de la caída de Mubarak, y yo he pasado el día con ellos.
Hemos estado comiendo y parloteando hasta el anochecer, comentando lo que ha ocurrido desde entonces. Me han preguntado cómo encuentro su ciudad en esta nueva visita. Les he contestado la verdad: "Limpia, preciosa. Mejor que nunca".
Y aquí estoy, descansando y lista para recomenzar mi periplo por las efemérides. Ellos desearían que me quedara al menos un mes, pero ya sabéis cómo me gusta ir de un lado para otro. Desde aquí parto hacia Trípoli, en donde conmemoran también la desaparición de su tirano. Son distancias muy grandes para una anciana como yo, pero con estos inventos tan modernos me propulsiono de un país a otro sin problemas. Así es como vine de Túnez, en donde después del banquete de los Diez Años, fui con mis anfitriones a depositar flores en el monumento dedicado al héroe Jaled Said. Fue muy emocionante.
Lo de Trípoli promete ser muy gratificante. Mis amigos me han prometido pasar otra vez el vídeo de El discurso de la Momia, en versión Gadafi, que, como recordaréis, es el más entretenido, considerando lo que le pasó después. Me cuentan que todavía tienen por ahí los cojines que hicieron con lo que les tocó en el reparto del vestuario de Muamar.
Os volveré a escribir más adelante, posiblemente desde Yeda. O desde Saná. O desde Rabat, que será mi última parada antes de volver a la residencia para contar mis aventuras.
Espero que vosotros hayáis pasado muy bien el aniversario del 23-F.
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