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Crónica:MARSELLA 0 - MANCHESTER U. 0 | LIGA DE CAMPEONES | Ida de los octavos de final
Crónica
Texto informativo con interpretación

Nani no puede contra el mundo

El extremo del Manchester rompe por la banda, pero carece del pase final para batir al Marsella

Jordi Quixano

Poco fútbol y ningún gol. Limitado por numerosas lesiones, Sir Alex Ferguson recurrió a la estrategia que tan buenos resultados le da en las eliminatorias a doble confrontación. La racanería por bandera, con tres medios de corte defensivo y escasa intención de verticalidad. Contuvo el Manchester United el irrisorio ímpetu del Marsella y cerró en tablas un duelo insulso, apenas aliñado por las carreras estériles de Nani.

La declaración de intenciones de Deschamps también fue tan expresiva como conservadora. Agregó un medio centro a su sistema de juego habitual para repoblar la medular, con dos ejes y tres centrocampistas con cierta permisividad para tirar el contragolpe. Poca vocación ofensiva del equipo, que ni siquiera asustó a Van der Sar, más allá de un saque de esquina olímpico que lanzó Ayew sin la coronación final. Su idea, aparte de remitirse al ingenio de Lucho González en la asistencia y a la brega de Brandão para cobrarse algún remate, pasaba por anular las líneas de pase que conectaran con los puntas rivales y, de paso, evitar las posibles llegadas desde atrás. Fue una argucia resultona porque el Mufc carece de creatividad y de toque, escaso en la mezcla en las posiciones avanzadas. Pero tiene a Nani, un ciclón un pelo egoísta que, sin embargo, a veces da señales de madurez en el juego. No ocurrió anoche, donde solo un disparo de Fletcher tras un rebote asustó al Vélodrome.

MARSELLA 0 - MANCHESTER U. 0

Olympique de Marsella: Mandanda; Fanni, Mbia, Diawara, Heinze; Cissé (Cheyrou, m. 70), Kaboré; Rémy (Valbuena, m. 79), Lucho González, Ayew; y Brandão. No utilizados: Elinton, Taiwo, Hilton, J. Ayew y Abriel.

Manchester United: Van der Sar; O'Shea, Smalling, Vidic, Evra; Gibson (Scholes, m. 73), Carrick, Fletcher; Nani, Berbatov y Rooney. No utilizados: Kuszczac, Brown, Hernández, Fabio, Rafael y Obertan.

Árbitro: Felix Brych.

Estadio Velódrome. 48.000 espectadores.

Nani juega con la cabeza hacia abajo; corre mirando sus relampagueantes pies porque prefiere el regate al pase. Como buen extremo, se alimenta el ego con el jaleo de la grada. Y se gusta. Es el sucesor de Cristiano Ronaldo y, en efervescencia durante este curso, parece por momentos un calco de su compatriota. Pero para bien o para mal, es necesario en el Manchester United, que no tiene otra vía de ataque sin Giggs, ahora lesionado. Atrás no hay salida de la pelota, en el medio no hay brújula y solo se contempla el desplazamiento en largo, toda vez que las asistencias interiores son una quimera. Así que el balón largo a la carrera de Nani fue imprescindible. Entre otras cosas, porque funcionó. Y más ante Heinze, un lateral que nunca llegó a tiempo pero que sacó a relucir su extenso manual de recursos para esconder los defectos. Los centrales del Marsella, en cualquier caso, cerraron bien a Heinze, y Nani, sin el centro porque así lo decidió, reacio a combinar con Berbatov, de tímidos desmarques, y Rooney, más sacrificado en los movimientos defensivos, no rompió el duelo.

Sin fútbol dañino, ambos técnicos optaron por dar salida a medios de buen pie, como Cheyrou y Scholes. No les salió la jugada; tejer el juego era una licencia excesiva. Desaparecido Lucho González, borrado Ayew y con Brandão más pendiente en soltar codazos -como el que le dio a Vidic que bien pudo ser cartulina roja-, el Marsella ofreció muy poco fútbol. Como los diablos rojos, que contaron con Nani pero él no contó con sus compañeros. Partido de trompicones, a cámara lenta, de escasos sustos y cero puntería.

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