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Reportaje:SINGULAR | Domingo Estringana, responsable de la única filmoteca taurina

El cine de las grandes faenas

El archivo reúne momentos estelares de Manolete, El Viti o Curro Vázquez

Domingo Estringana Sanz (Madrid, 1949) repite desde 1970 la misma operación. Sale de casa y toma el bus desde Vicálvaro hasta Sol. En la calle de Espoz y Mina, 5, tiene su peculiar lugar de trabajo, diferente al del resto: responsable de la única filmoteca taurina que queda. Fue el primer empleo de Estringana y seguramente el último. Su jefe era José Hernández Gan (más conocido como Pepe Gan), un director de cine apasionado de los toros, y esta filmoteca, el sueño de su vida. Contrató a Estringana como ayudante y le enseñó los rudimentos del oficio. Desde el orden de las bobinas hasta el cuidado del material.

Poco a poco pasó de ser un ayudante a estar a cargo de esta filmoteca situada justo al lado de las extinguidas taquillas de la calle de la Victoria y cerca del también desaparecido hotel Victoria y del restaurante Viña P, los lugares más taurinos de Madrid. Al igual que en los viejos oficios, el aprendizaje de Estringana vino de la mano de su maestro por transitividad. "Pepe fue varias veces al Festival de Cannes, con cine comercial, pero trataba de compaginarlo con su pasión o incluir algo de toros en el argumento", relata este personaje de hablar pausado y mirada bonachona, que en 2002 se quedó sin jefe cuando este falleció.

Estringana aprendió de 'Pepe Gan', un director de cine apasionado del toreo
"Curro Romero era el más cariñoso, tras torear venía a verse y a reflexionar"
"Hablan mucho de las gestas, pero pocos las han visto ni en la plaza ni en vídeo"
"Nuestras puertas están abiertas a todo el que quiera ver cine taurino"
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No tiene prisa. De alguna manera es un guardián del tiempo. Del suyo y de faenas que pararon los relojes y pusieron en pie a la afición. En el archivo, custodia desde la alternativa de Joselito, El Gallo, en 1912, pasando por la faena histórica de Rafael de Paula en Vistalegre, hasta la actuación de Antonio Bienvenida en San Sebastián de los Reyes. Ese día, el 5 de septiembre de 1964, el padre de Bienvenida, el Papa Negro, dijo que ya podía morir tranquilo. "Se habla mucho de todas estas faenas, pero pocas personas las han visto, no ya en la plaza, sino en vídeo", expone con nostalgia el responsable de la colección.

Con los años, Estringana aprendió a usar las cámaras de cine, a revelar, y ahora está digitalizando, poco a poco, los fondos. Le inquieta saber qué pasará el día que ya deje de ir a esta peculiar filmoteca propiedad de la familia de Pepe Gan, que delega en él con plena confianza. Y eso que es casi imposible vivir del negocio. Solo el coste de mantener el material a punto suele arrojar un balance deficitario. No se lamenta, pero sí muestra cierta resignación cuando piensa en el futuro: "Hablan mucho de la cultura y los toros, pero a la hora de la verdad se valora poco. Solo el Museo Taurino de Córdoba mostró interés por nuestro material, pero no llegamos a un acuerdo".

Cuando comienza la temporada taurina su rutina varía. Si hay corrida en los alrededores de Madrid o en Las Ventas suele asistir al festejo con una cámara digital de alta definición. Pero, cada vez son más escasas las ocasiones en que los toreros contratan sus servicios. Atrás quedaron los tiempos en que seguía a las figuras por América. O iba de plaza en plaza con El Cordobés o Palomo Linares. No le parece intrusismo, pero sí tiene la sensación de que los matadores prescinden de la calidad para corregir defectos. "Se conforman con lo que pueda grabar con una cámara doméstica un amigo, peón o mozo de espadas", explica.

Entre el material custodiado están las trayectorias de figuras históricas. La amistad de Pepe Gan con Manolete, ambos cordobeses, propició que documentase desde sus inicios hasta la fatídica tarde de Linares. Como tantos aficionados, Pepe y Domingo se ilusionaron con el malogrado Yiyo. Su efímera carrera está registrada. Tiene joyas como la alternativa de Curro Vázquez, los mejores momentos de El Viti. Con Paco Camino llegaron a hacer un documental.

"Nuestras puertas están abiertas para cualquiera que quiera ver cine taurino", dice como invitación mientras muestra una pequeña sala de proyección con 12 butacas, como las de las salas comerciales, pero sin palomitas ni taquilla. "Está pensado para que venga el matador con la cuadrilla, el apoderado o quien quiera el diestro". No cobra. Tampoco a los aficionados que quieran rememorar épocas pasadas. Pocos lo saben, pero basta con una llamada para que prepare una proyección monográfica y después una tertulia que termina, casi siempre, en la barra de un bar.

Uceda Leal, de los toreros más clásicos del escalafón, frecuenta el local. "Tiene obsesión con Manzanares padre. Uceda tiene una sensibilidad especial, y eso se nota hasta cuando da un respingo en la butaca con los trincherazos del maestro", confiesa. "De los de antes, el más cariñoso era Curro Romero, cada vez que toreaba en Las Ventas al día siguiente venía a verse y reflexionar".

A media tarde, recoge el despacho, saluda a los vecinos de piso (una pensión de viajeros, de las de toda la vida) y baja por la vieja escalera de madera para volver al bullicio de la Puerta del Sol y tomar el camino de vuelta a casa. Un día más cumple con un deber que nadie le ha impuesto.

Domingo Estringana en la filmoteca taurina donde guarda la historia de la tauromaquia del siglo XX en vídeo.
Domingo Estringana en la filmoteca taurina donde guarda la historia de la tauromaquia del siglo XX en vídeo.ULY MARTÍN

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