Edificios levantados en un relleno de Ponteceso, al borde del derrumbe
El Ayuntamiento suspende la concesión de licencias durante un año
En Ponteceso, afirma el portavoz local de BNG, Manuel Varela, hay poco terreno urbanizable y parte del que hay se inventó rellenando las zonas húmedas próximas al río Anllóns, lo que ha dejado al borde del derrumbe a algunos de los edificios levantados en las últimas décadas. El pasado diciembre, el alcalde de Ponteceso, el popular José Luís Fondo Aguiar, propuso ante el pleno la suspensión provisional de las licencias en esta zona de la localidad durante un año para intentar corregir la situación, a la vez que se tramita la revisión del PXOM, en vigor desde 2002. Entre el Paseo do Recheo, el río Anllóns y varios riachuelos que desembocan en él, la concesión de permisos se bloquea tras décadas de lucha contra la naturaleza.
Un informe aconseja limitar a uno o prescindir de los sótanos en la zona
El último episodio, de finales de 2009, obligó a desalojar varios edificios. Un informe de la empresa viguesa Ingebaires, encargado por el propio Ayuntamiento el año pasado para identificar la causa del desastre, recomienda "revisar los usos permitidos en la zona evitando aquellos que sean atractores de tráfico pesado". El Plan General sometido a revisión ni siquiera establecía el máximo de sótanos que se podían construir a pesar de que, como reconoce el arquitecto muncipal, "la zona es muy conflictiva". También se suspende la concesión de permisos, aunque por motivos muy diferentes, en las proximidades de la casa consistorial, el colegio público y el cuartel de la Guardia Civil. Todas ellos son espacios de gran demanda de suelo residencial. La oposición, PSOE y BNG, se abstuvo al votar la propuesta. Se quejan de falta de información. "El alcalde no explicó los criterios de selección de estas zonas", asegura el portavoz de los nacionalistas.
El estudio de los técnicos en el que se basa la suspensión de los permisos llegó tras el calvario de los vecinos de una urbanización recién construida. Desprendimientos de parte de las fachadas, grietas o puertas que ya no cerraban acabaron dejando vacías muchas viviendas del relleno. "Existen razones de distinta índole", explica el arquitecto Andrés Breijo, "pero la que más pesó fue la presencia de un manto hídrico". El informe de los ingenieros lo corrobora. El extenso relleno realizado décadas atrás "se vertió sobre el terreno natural existente, constituido por un potente depósito de fangos de llanura mareal, ligados al desarrollo del estuario del río Anllóns", recoge el documento. El relleno no se ha consolidado. "Eso lleva cientos de años", reconoce Breu. "El depósito mareal se caracteriza por una compacidad floja-muy floja y por estar saturado casi en su totalidad. La presencia de materia orgánica, el contenido en finos y su saturación podrían ser las principales causas que condicionan su proceso de consolidación que, como queda de manifiesto en los ensayos edométricos realizados, aún está lejos de finalizar", prosigue el informe, ilustrado con fotografías de los desperfectos en fachadas y aceras. El edificio que más sufrió los daños, situado en la Rúa Eduardo Pondal, tuvo que ser apuntalado para garantizar su estabilidad.
A las condiciones geológicas del terreno hay que añadir la construcción en 2008, en la parte del relleno, de un edificio cuyos sótanos actuaron de "obstáculo" e impidieron la recuperación del nivel freático -la distancia a la que se encuentra el agua de la superficie-, puesto que las obras dificultaron la llegada de aportes de agua del Anllóns. El descenso de la capa freática llegó a ser de casi dos metros con respecto a las mediciones de 2007. En algunas zonas del relleno el nivel incial no se llegó a recuperar.
Con la suspensión de licencias, el Ayuntamiento busca adecuar las nuevas reglas urbanísticas a las conclusiones del citado informe, cuyas recomendaciones son claras: por un lado, no permitir edificaciones en las proximidades de las riberas de los ríos Pelamio y Rego dos Prados y, en todo caso, restringir en la zona afectada el número de sótanos permitidos a uno o, "si es posible", a ninguno. El estudio también propone limitar la altura de los edificios a dos plantas sobre rasante.
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