Los egipcios del PP
Los habitantes de las riberas del Nilo andaban sobrados de ingenio y agudeza mucho antes de que la atractiva nariz y los negros ojos de Cleopatra, según los cánones de Hollywood, despertaran el deseo de Marco Antonio o Julio César. Aquella vieja civilización sabía de astronomía, medicina y hasta del control demográfico mediante rudimentarios preservativos. Los antiguos egipcios tenían, hace varios milenios, soluciones casi para todo, y si veían que les faltaba tradición en materia de bóvedas, pues cubrían mediante arquitrabes y Santas Pascuas. Cabe esperar ahora que sus directos descendientes encuentren las adecuadas soluciones económicas, sociales y políticas para salir de la difícil situación a donde les condujeron la corrupción, la arbitrariedad y la falta de democracia. De momento, y escoba en mano, coptos y musulmanes ya han dado una lección de civismo y de limpieza en la esperanzadora plaza de la Liberación.
Pero soluciones o lecciones de limpieza y civismo que en este otro lado del Mediterráneo las echamos en falta. Así, y sin ir más lejos, nuestro Esteban González Pons, con el fino tiento que supone confundir el Nilo con la escuálida corriente del Turia, afirma sin pelos en la lengua que el valenciano, sin llamarse Ahmed, Yusuf o Petros, está "harto del paro, de la crisis de valores, social y política y de la depresión institucional", de ahí que en las próximas elecciones municipales y autonómicas se vea obligado, si es un auténtico demócrata, a votar las candidaturas del PP, del cual González Pons es vicesecretario de Comunicación, e hilo directo de Mariano Rajoy y Francisco Camps y sostén partidista de Carlos Fabra. Y el valenciano, sin llamarse Jasmil, Mustafá o Rachid, votará en su pueblo o ciudad, por lo general y si no está condicionado de forma clientelar, a este o aquel candidato con esta o con esa otra sigla, que tampoco hay que ponerse en plan apocalíptico y decidir entre la vida y la muerte. Sobre el paro, la crisis, los valores y la depresión institucional, al valenciano igual le da por pensar que a los dirigentes del PP les hace falta mirarse al espejo. A estas alturas, hay que ser más empecinado que Hosni Mubarak o Ben Alí para creerse libre de cualquier responsabilidad ante el hedor que llega a nuestras narices, no tan lindas como la de Cleopatra, en esta democracia imperfecta.
Porque si fuera perfecta, la radiotelevisión valenciana del rais, que quiere decir jefe, Francisco Camps, no sería lo más parecido que existe a la radiotelevisión de Mubarak. Si fuera perfecta, no vendría González Pons a decirnos que del paro, valores y depresiones son sólo responsables los hititas cuando tanto medos irresponsables tiene en sus filas. En fin, si fuera perfecta, el edil castellonense Vicent Sales, no indicaría tajante que Zapatero es el único responsable del déficit sin echar un vistazo a los organismos donde mandan los medos de su partido. Aunque Sales lo tiene más fácil que los embalsamadores egipcios.
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