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Entrevista:ALBERTO FRANCO | Investigador sin beca | Análisis de los datos del desempleo

"Para trabajar de camarero o cajero no quieren licenciados"

Alberto Franco se dio tres meses para encontrar algún trabajo relacionado con las Ciencias Políticas, su carrera, antes de empezar a buscar cualquier otro empleo. Ese era el tiempo con el que calculaba que podía mantenerse tirando de los ahorros de la beca de investigación que le concedió la Xunta. Sin convocatoria de las ayudas María Barbeito de doctorado para este año, Alberto sabía que a finales de septiembre se quedaría sin trabajo y con la investigación a medias.

En la Facultade de Filosofía de la Universidade de Santiago estudiaba la relación entre democracia y ecología política, las formas de democracia en los partidos verdes. "Se me cortó la carrera de investigador", lamenta. El suyo era un trabajo en dos partes, ya que organizó el doctorado como una investigación que sirviese de introducción a su tesis. "La investigación se cortó, sigo leyendo y haciendo cosas pero lo que hago ahora es enviar currículos".

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Pero ni siquiera después de haber dejado atrás los partidos, empresas de encuestas o cualquier empleo relacionado con una cualificación acorde a su licenciatura, Alberto lo tiene fácil. La pega en algunos casos es, precisamente, su carrera. "Para trabajar de camarero o de cajero no quieren licenciados, deben de pensar que sabemos más sobre nuestros derechos", dice. "En dos ocasiones ya me dijeron que tenía muchos conocimientos", lamenta Franco.

A pesar de su natural acento gallego, Alberto nació en Caracas y vivió allí hasta 2003. Ese año decidió viajar a España para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. El doctorado, sin embargo, decidió hacerlo en Galicia porque quería conocer el lugar de origen de tantos emigrantes que viven en Venezuela. Ahora, la solución a su situación pasa por aferrarse a las becas de formación del profesorado universitario para realizar tesis e investigaciones que acaba de publicar, con dos meses de retraso, el Ministerio de Educación. Aunque acceda a una de las más de 900 plazas, Franco lamenta que deberá esperar seis o siete meses, lo que tardan en publicar la resolución, para conocer su destino.

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