Calle arriba, calle abajo
Iglesias en cada esquina, un enorme Cristo y lechazo churro al horno de leña. Un día en Palencia y su cinematográfica calle Mayor, descubriendo casas modernistas y mosaicos romanos
La discreción es su sello. Pone en diminutivo referentes urbanos (Puentecillas, Jardinillos, Sotillo, vinillos) y se puede recorrer a pie en un pispás. A menos que uno se entretenga en sus múltiples tentaciones verdes y riberas del Carrión. Discreta, pero no le faltan timbres: es más vieja que los romanos, aquí se gestó la primera universidad española y aunque nunca perdió cierto aire episcopal y levítico -iglesias, conventos, asilos y hospitales en cada esquina-, la Ilustración y el Progreso (con mayúsculas) irrumpieron con fuerza. Primero fue el Canal de Castilla, los batanes, las mantas. Luego, el ferrocarril, y una cierta burguesía que tonteó con el modernismo. Ahora es una ciudad en crecimiento (alcanza 83.000 habitantes) y bien comunicada (autovías, proyecto de AVE).
10.00 El Cristo de Unamuno
El Ayuntamiento ha señalizado cuatro rutas para descubrir la ciudad; cinco, si se cuenta una por las afueras (Monte El Viejo) y otra nocturna y estival, La ruta de la luz (979 71 81 97). A la catedral (1) la llaman "la bella desconocida" y un gourmet del arte podría gastar en ella y su museo el día entero. Sorprende igualmente el Museo Diocesano, en el antiguo Palacio Episcopal, con tablas de Berruguete, Juan de Flandes, Vigarny... Cerca queda el Museo de Palencia (2) (plaza del Cordón), en la Casa del Cordón, obligado aunque solo sea por el mosaico romano de Océanos. Templos y conventos hay muchos, como San Francisco, joyita gótica junto al Ayuntamiento - (3). O las Claras (4), junto a la Diputación, con dos reclamos singulares: un Cristo yacente con pelo humano que inspiró a Unamuno versos tremebundos, y una leyenda urbana hecha romance por Zorrilla, Margarita la tornera, embrión de su Don Juan. En la gótica San Miguel (5) bautizan al Niño Jesús cada primero de año. Y en la de San Pablo (6) estaban los Estudios Generales que dieron origen al concepto de Universidad.
12.00 Aires modernistas
Las demandas burguesas de finales del XIX hicieron que Jerónimo Arroyo (1871-1946), formado en Barcelona, abriera un estudio en la calle Mayor (7); puede vérsele a él en bronce un poco más arriba, frente al actual Tribunal de Cuentas, que él mismo proyectó. De Arroyo son edificios como el Colegio Villandrando (1911) o la Casa de Flora Germán (1916, ahora pertenece a la dueña de Hola), ambas en la misma calle Mayor, la Diputación (1914), el Psiquiátrico Provincial (1902) o el Instituto Jorge Manrique (1915), en cuya planta superior hay un museo sobre el arquitecto. Otro palentino, Jacobo Romero (1887-1972), proyectó Correos (1923), la Residencia de Jesuitas (1917), la Federación Católica Agraria (1921) y retocó el Ayuntamiento neoclásico y el Casino (8). El teatro Principal (9) (recién restaurado) y el mercado de abastos (10) son otros edificios que se libraron del desarrollismo franquista.
14.00 Juan Antonio Bardem
Estamos dando vueltas en torno a la calle Mayor (7) (la "Principal", porque hay otra calle Mayor Antigua). Un kilómetro casi de identidad, soportales y un ir y venir de ciudad pequeña. Eso quiso reflejar Juan Antonio Bardem en su película Calle Mayor (1956), que empezó a rodar aquí; pero la ficción se coló en la realidad, a Bardem lo metieron en chirona veinte días, por rojeras, y decidió seguir rodando en Logroño. La calle Mayor sigue siendo pasarela, lugar de compras, del aperitivo. De comer también, los sitios de toda la vida no andan lejos: Casa Lucio, junto al Casino (8); Casa Damián, detrás del Ayuntamiento (3); La Traserilla (11) (San Marcos, 12)... El Asador de Campos (12) se aleja un poco (Jacobo Romero, 12), pero es el lugar donde se tuesta el lechazo churro en horno de leña, y además ha ganado varias veces el concurso local de tortilla de patatas.
16.00 Salones verdes
La calle Mayor desemboca en el Salón (13), un jardín dedicado a Isabel II, ágora ciudadana y víctima de un reciente aggiornamento de acero que le sienta como un tiro. Se prolonga en la Huerta de Guadián, adonde se trajo piedra a piedra una iglesia románica para salvarla de las aguas de un pantano, convertida en punto de información del románico. Por el lado opuesto, el Salón se asoma al río, y al Puente de Hierro (14) modernista (1911). Las riberas semisalvajes del Carrión han sido aprovechadas para tender un pasillo de unos cinco kilómetros. El río forma varias islas; a la grande, Isla de Dos Aguas, se puede bajar por el Puente de Hierro o por la pasarela de San Miguel. Más allá franquean el cauce el Puente de Piedra o Mayor (del siglo XVI, por donde se llega a la Dársena del Canal de Castilla) y las Puentecillas (15), puente medieval de origen romano.
18.00 A ojo de pájaro
La tarde se puede aprovechar para compras (firmas de moda, por la calle Mayor) o para ver lo que no dio tiempo antes. Por ejemplo, la Fundación Díaz Caneja (16) (Lope de Vega, 2; www.diaz-caneja.org; 1,20 euros). El pintor nació en una casa de la calle Mayor (hay una placa), estuvo dos años en prisión, también por rojo, y luego vivió una especie de exilio interior, pintando paisajes inofensivos. Otra cosa obligada es subir al Cristo del Otero (17), el más grande del mundo después del de Brasil. Es obra de otro paisano exiliado por América hasta los años setenta, Victorio Macho. El Cristo es anterior al exilio, y se erigió por suscripción popular. Iba a estar revestido de mosaico, a lo Gaudí, con manos y pies de bronce y ojos de zafiro; eso costaría 187.000 pesetas de entonces. Solo se colectaron 100.000, así que el Cristo se quedó en piedra desnuda. Bajo él hay una cripta, donde está enterrado Victorio Macho, y un interesante centro de interpretación. Desde la terraza se cierne la ciudad a ojo de pájaro; se ve el estadio (diseño vanguardista de Patxi Mangado), la cárcel donde tuvieron preso a Miguel Hernández (que pronto será un centro cívico) y, en primer término, las chimeneas y naves de la Gran Tejería Mecánica que también Patxi Mangado va a convertir en Palacio de Congresos, junto a un polideportivo ya avanzado.
21.00 Las zonas de la noche
Hay una ruta de los vinos que coincide con la calle Mayor Antigua y restaña las orillas de la tarde y de la noche. Luego se imponen dos zonas: la zona vieja o de la Puebla, en torno a las calles Puebla (18), Estrada, Rizarzuela y la iglesia de San Lázaro, para jovenes mayormente; y la zona en torno al antiguo Seminario (19) y la sede de El Norte de Castilla (que se lee casi tanto como El Diario Palentino). Discotecas han ido cerrando, queda Chapó (20) (Obispo Castellanos, 11). Y para recogerse, el más céntrico y de siempre es el hotel Castilla Vieja (979 74 90 44), y también el Rey Sancho (979 72 53 00), pero han surgido en los últimos tiempos otros tan agradables como AC Hotel Palencia (979 16 57 01, pelín retirado) o Eurostars Diana Palace, el más reciente (979 01 80 50).
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