Roberto Tojeiro, el tendero que levantó un emporio

Costaba trabajo identificar en él a una de las personas más ricas de Galicia. Para quien no lo conociese, aquel hombre bajito, inquieto y de gesto un tanto huraño podría pasar por un negociante de pueblo que se había colado inadvertidamente en cualquier reunión de la élite financiera y política de Galicia. Y en el fondo seguía siendo eso, el chico que empezó sirviendo detrás del mostrador del ultramarinos de su familia y acabó levantando un emporio empresarial que hoy da trabajo a más de 6.000 personas y factura 900 millones de euros anuales.

Roberto Tojeiro, fallecido el pasado lunes a los 82 años en su domicilio de A Coruña, era el arquetipo del hombre hecho a sí mismo. El fundador del grupo de distribución alimentaria Gadisa -con 430 establecimientos en Galicia y Castilla y León- era un empresario a la vieja usanza que presumía de tener empleados cuyos abuelos ya trabajaban con él y que, lejos de sentirse acomplejado por no haber podido estudiar, afirmaba que "arruinarse cuando uno es joven es la mejor universidad", según dijo al periodista Julián Rodríguez para su libro Señores de Galicia.

Con 16 años hizo su primera inversión: compró un camión para llevar madera

Tojeiro se arruinó una vez de joven, con la compra de una fábrica de quesos en Lugo, pero desde entonces su historia fue la de un gran éxito empresarial que le situó entre lo más selecto de las finanzas gallegas. Nacido en As Pontes, una localidad del interior de A Coruña, el 29 de febrero de 1928, empezó a trabajar a los 14 años en la tienda de su familia, la Casa Tojeiro, famosa en el pueblo. Era el menor de tres hermanos y fue el que convenció a los otros dos para la primera apuesta de riesgo de las muchas que jalonaron su vida. Corría 1944, y contando solo 16 años, reunió con sus hermanos 43.000 pesetas para comprarse un camión. A las penurias de la posguerra se unía la difícil situación de la familia tras la muerte de la madre.

Con los camiones empezó a transportar madera, en una de las comarcas de mayor producción forestal de Galicia. Su primer contrato de importancia fue el del suministro de materia prima para las quillas de los barcos que se construían en el antiguo astillero Astano (hoy Navantia) de Ferrol. Luego montó un aserradero y en 1960, siempre asociado a sus hermanos, volvió a los orígenes del negocio familiar y abrió el primer almacén de distribución de alimentos al por mayor. Ese fue el germen del grupo Gadisa, que dio el gran salto a finales de los años noventa con la compra de la cadena gallega de supermercados Claudio y más tarde se convirtió en el primer accionista del Grupo IFA.

En el negocio de la madera, adquirió una fábrica de aglomerados y, también en los noventa, montó un complejo petroquímico en la ría de Ferrol para abastecer a sus empresas. Fue entonces cuando tuvo la idea más ambiciosa y también la más polémica de toda su vida. Necesitaba gas para la producción industrial y, en lugar de plantearse comprarlo, se le ocurrió montar su propia planta, traer el producto desde el norte de África y vender el excedente en el mercado español.

El proyecto contó con el apoyo entusiasta de Manuel Fraga, entonces presidente de la Xunta, que aportó capital público a la nueva sociedad, controlada mayoritariamente por Tojeiro y en la que también participaron Endesa, Unión Fenosa, Caixa Galicia, Caixanova y el Banco Pastor. El plan incluía la construcción de una planta regasificadora que topó con una fuerte contestación popular ya que, por la ubicación elegida, obligaba a los buques cargados de gas a adentrarse en la ría de Ferrol, muy poblada y la más angosta de Galicia. Pese a las protestas, el proyecto ha seguido adelante, aunque el grupo Tojeiro se apartó de la gestión y ya no es el socio mayoritario.

Sobrevivió a un infarto cerebral antes de cumplir los 70 y en los últimos años de su vida garantizó la continuidad del negocio con su hijo Roberto al frente. Hoy será enterrado en la localidad coruñesa de Oleiros.