Fabrica tu estrella siglo XXI
La democratización de los accesos directos al universo de la fama, el cambio de paradigma mediático propiciado por la inmediatez blog, la crisis de la prensa tradicional, el auge de las redes sociales y la formalización de una nueva estirpe de público, más interesado en la caída que en el auge de sus ídolos, han propiciado severas mutaciones en el perfil de la celebridad. Un famoso ya no debe ser solo un generador de contenido artístico más o menos creativo, sino también un disparador de hábitos sociales, un promotor de nuevas realidades y la imagen de un presente que, sin su patrocinio, resultaría harto elusivo. Así es la estrella del siglo XXI a partir de 11 sencillos complementos.
1. La 'sex tape' "¿Y este botón rojo para qué sirve?", pregunta la celebridad mientras sostiene la cámara. "Es para pedir champán al servicio de habitaciones", responde el ligue. "Qué guay, voy a pedir una", dice ella. Y le da al botón. "Pero tiene bluetooth, tienes que orientar el aparato hacia la cama", le informa el listo. "¿Y ya está?", inquiere ella. "No, ahora debes quitarte la ropa, si no, la señal no llega", informa él. "¡Qué divertido!", celebra ella.
2. Un bebé Las estrellas se sienten muy solas. Es muy complicado estar ahí arriba y saberse rodeado de personas que solo quieren sacar tajada de tu fama y fortuna. La cocinera quiere un papel en tu próxima peli, el jardinero aspira a entrar en tu troupe de baile, la paseadora de perros estudió marketing e insiste en leerte los guiones... ¿Cuál es la solución? Un hijo. Un niño tardará, al menos, 20 años en robarte portadas, en ocupar tu plaza en la clínica de rehabilitación o en acostarse con tu cirujano plástico.
3. El Ejército de estilistas El estilista es a los primeros años del siglo XXI lo que el disc jockey fue a los noventa: un personaje que, aparentemente, no crea nada, pero cuya enorme capacidad de persuasión —en algunos territorios salvajes a esto lo llaman vender motos— lo acaba convirtiendo en imprescindible. Otra profesión posmoderna que amenaza con acabar con el liderazgo del periodismo en lo que a ocupaciones inútiles, pero con cierto pedigrí, se refiere. El estilista de Gossip Girl es el nuevo Tom Wolfe.
4. Las gafas de sol Pasarse la vida enseñándose en Internet para luego salir a la calle y esconderse tras unas gafas de sol. La fama es como una inundación, y no puedes abrir la puerta y escoger qué cantidad de agua quieres que entre. Las celebridades niegan esta realidad, pero lo hacen con estilo, o sea, con un buen par de Ray-Ban Wayfarer, cuyo revival durará todo lo que dure el revival de los ochenta, o sea, esta vida y parte de la siguiente.
5. La marca La supremacía de la marca sobre el arte es ya total. Así, cuando se acabe la industria musical, Madonna grabará para alguna firma deportiva, y si les entrega un disco como American life, seguro que la mandan a Malasia a coser zapatillas. ¿Qué fue de Rihanna? Volvió al Caribe para hacer anuncios de Malibú. ¿Y Kylie? Trabaja en un hotel en Tossa de Mar, y como tiene las manos pequeñas, la han puesto a pelar langostinos.
6. Unos taconazos Dicen que las personas bajas son mejores porque tienen el centro de gravedad más cerca del suelo, como los futbolistas del Barça. Pero eso no explica por qué tantas celebridades lo son. Bueno, existe una teoría conspirativa que afirma que las marcas de lujo y el lobby de estrellas masculinas liderado por Tom Cruise se aliaron para que ellas pudieran lucir los taconazos de los primeros sin hacer a los segundos parecer sus mascotas. Es probable que Charlize Theron jamás aparezca en Misión imposible.
7. El 'Smartphone' "Hola, soy Paris Hilton y he vuelto a perder el móvil". Así sonaba el contestador de la heredera hace un tiempo. Y lo sabemos porque perdió el móvil y algún avispado se dedicó a traficar con su libreta de contactos, entre los cuales se hallaba ella misma. Y es que si se olvidaba de ponerse ropa interior, ¿cómo iba a ser capaz de recordar su propio número de teléfono? Ahora los teléfonos hacen de todo, hasta te localizan cuando te pierdes en los baños de un club. Las pantallas táctiles son los nuevos espejos de tocador.
8. Mi Starbucks Simulación publicitaria: Britney Spears sale de un Starbucks en Pasadena y mete la mano de su hijo en el vaso para comprobar la temperatura; Megan Fox se pelea con su marido por haber pedido el frappuccino equivocado en un Starbucks en Melrose; la dulce Taylor Swift pide doble caramelo en un Starbucks en Santa Mónica y Jake Gyllenhaal le da un beso en la frente, y Ke$ha está indignada: un dependiente de un Starbucks de Palm Springs se equivoca y prepara su latte a nombre de Miley Cyrus. Y pensar que hay marcas que se dejan una millonada en campañas de marketing.
9. Una colección de multas de tráfico Cuando Britney y Paris salieron del coche sin ropa interior el mundo cambió para siempre. Los coches, antaño instrumentos solo utilizados para transportarse o accidentarse, empezaron a ser lugares donde sucedían cosas casi mitológicas. Así, las celebridades decidieron prescindir de chóferes, tomar las riendas de su destino y convertir la profecía de Grand Theft Auto en una realidad. Ya casi no quedan semáforos ni palmeras en Los Ángeles.
10. Unas pequeñas muestras de buena voluntad "Campamento de refugiados de Darfur, ¿dígame?". "Hola, soy Angelina, ¿me podría preparar lo de siempre?", informa una voz grave desde el otro lado de la línea telefónica. "Esta semana estamos completos, lo siento. El lunes está George; el martes, Leonardo; el miércoles y el jueves, Shakira y... Bueno, el fin de semana llega una delegación de la Unión Europea, pero supongo que siempre podemos perder esa reserva", informa cómplice el conserje. "Perfecto. Aunque ¿no se van a enfadar los europeos?", pregunta ella. "¿Los europeos? No se preocupe por ellos. Si no se ponen de acuerdo ni para decidir quién compra los billetes".
11 Una pulsera del centro de rehabilitación En el futuro se organizarán visitas guiadas a los centros Betty Ford o a The Priory, los parques temáticos de toda una generación. El turista podrá alimentar con gelocatiles a ex estrellas Disney, sostenerles el suero a divas neosoul adictas al crack mientras hacen sus necesidades o lanzarles bolsas de orégano a sex symbols de los ochenta en declive.
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