La Guardia Civil reconstruye los momentos finales de la niña de Arriate
Los agentes toman declaración y muestras de ADN a los padres de María Esther
La Guardia Civil ha terminado prácticamente su investigación sobre el terreno del asesinato de la niña María Esther Jiménez, cuyo cadáver fue encontrado el pasado jueves con fuertes golpes en la cabeza en una caseta de piscina de Arriate (Málaga). Los agentes han tomado declaración y recogido muestras de ADN a más de una treintena de personas, según fuentes municipales. Los últimos en ser interrogados por el instituto armado han sido los propios padres de la menor, que tenía 13 años en el momento de su desaparición, el pasado miércoles.
Los investigadores han esperado a que pase el entierro de la niña, celebrado el domingo en Paterna de Rivera (Cádiz), localidad de donde es natural la madre de la menor, para preguntar a los padres en el cuartel de Ronda sobre aspectos que puedan ayudar a las pesquisas. Los mismos progenitores afirmaron, tras acudir a declarar, que los agentes de la Guardia Civil les preguntaron sobre "aspectos muy íntimos" de su hija y de la familia. "La Guardia Civil no nos ha dicho nada, solo que se pondrán en contacto con nosotros cuando haya algo. No queremos saber las cosas poco a poco", afirmó el padre de la menor, Juan Isidoro Jiménez.
"Deseamos que el asesino no sea del pueblo" afirma el alcalde
Con la información que han ido dando los testigos, los agentes han recorrido los lugares por donde la niña fue vista por última vez, en la tarde-noche del pasado miércoles. La pista de María Esther, alumna del instituto Escultor Higuero Marín, se pierde en una pizzería del centro del pueblo, donde la niña pidió un vaso de agua. Un testigo afirmó que vio a la menor subida en un todoterreno esa misma tarde. Alguno de los testigos ha sido llamado de nuevo para corroborar su versión, según fuentes cercanas al caso.
María Esther fue encontrada en una caseta, apoyada contra la pared y con el rostro tapado con el jersey que llevaba. Algunas fuentes sostienen que la menor aún no había muerto cuando su agresor o agresores abandonaron el lugar. En la caseta de piscina y sus alrededores los investigadores recogieron numerosos restos biológicos y huellas, que deberán ser cotejados con las muestras de material genético que los agentes han ido reuniendo en sus reuniones con los vecinos. Ayer, una pareja de agentes acudió al Instituto de Medicina Legal de Málaga para preguntar sobre resultados adicionales de la autopsia de la menor y de los análisis enviados a los laboratorios de Sevilla y Madrid.
Mientras tanto, en Arriate, un pueblo de 4.100 habitantes a 108 kilómetros de Málaga, se vive "con tensión e incertidumbre" la resolución del caso, afirmó su alcalde, Bernardino Gaona, de IU. "Deseamos que el asesino no sea de Arriate", afirmó el regidor.
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