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Reportaje:

El arte de reconstruirse

La coruñesa Ángela de la Cruz, finalista de los premios Turner tras sufrir un derrame cerebral que la apartó cuatro años de su trabajo, expone en Madrid

Los últimos meses han estado cargados de buenas noticias para Ángela de la Cruz. Se ha convertido en la primera española en alcanzar la final de los prestigiosos premios Turner de arte contemporáneo, que otorga cada año la Tate Britain. La artista gallega ha sido elegida entre las 100 personas más influyentes de 2010 por EL PAÍS. Y hasta el próximo 5 de marzo exhibe su muestra Transfer en la galería madrileña Helga de Alvear. Pero quizás su mayor logro consiste en haber superado un derrame cerebral que, hace seis años, la dejó en una silla de ruedas.

Nacida en A Coruña en 1965, a los 21 años se marchó a Londres para buscarse la vida y allí sigue desde entonces. Al principio trabajó en lo que pudo, desde cuidar niños hasta hacer fotocopias. Pronto empezó a estudiar arte en escuelas tan prestigiosas como el Institute of Contemporary Art y el Goldsmiths College. Le gustaba mucho más que la carrera de Filosofía que dejó sin terminar en Santiago. Pero llegó un momento en el que se estancó. Le apetecía hacer algo nuevo. Cuenta que, en una exposición colectiva en la que participaba, los autores se peleaban por ocupar la pared más grande. Entonces ella decidió aprovechar una esquina. Deformó un cuadro para adaptarlo a ese espacio y de ahí nació su primera deconstrucción.

Tras su enfermedad, pasó cuatro años sin crear, centrada en recuperarse
"Mejor que no me hayan el dado el Turner", dice, "así tengo más tiempo"

Lienzos que se doblan, se retuercen, sobrepasan los límites de los marcos. Esculturas que pierden la tercera dimensión para acabar estampadas contra una pared o contra el suelo. Un estilo que ella misma define como "pintura escultórica o escultura pictórica". De la Cruz aborda este concepto sin rodeos, con el sentido del humor que la caracteriza. "Consiste en hacer lo que me da la gana: poner un cuadro de pie o colocar una escultura en la pared", afirma tajante. Bromea con la causa de la violencia que ejerce contra sus obras. Según ella, forma parte de sus raíces: "Los gallegos somos muy brutos".

La idea de las deconstrucciones tuvo éxito. Pronto comenzó a exponer su obra en galerías de diferentes países. Viajó por todo el mundo y durante años mantuvo un ritmo de vida frenético. Pero en pleno auge de su carrera sufrió un derrame cerebral. De un día para otro perdió la movilidad y el habla. Estaba embarazada y se empeñó en dar a luz, a pesar de que los médicos le aconsejaban que abortase. Ángela prefiere no hablar del derrame, porque para ella fue "muy duro". Estuvo cuatro años sin crear, centrada por completo en su recuperación. Al contrario de lo que hace con sus obras, ella tuvo que enfrentarse a un complicado proceso de reconstrucción. Empezar de cero. Y lo consiguió, aunque todavía sigue recuperándose de las secuelas.

En 2009 regresó con After, una exposición retrospectiva en el Candem Arts Centre londinense que le valió la nominación para los Turner. Una de las obras de esa muestra, titulada Flat, es una silla aplastada contra el suelo con las patas rotas. Como si se tratase de una representación de su propio cuerpo. Ángela cuenta irónicamente el origen de esta obra para restar dramatismo a la realidad: "Estando en el hospital, una señora muy gorda se sentó en una silla y la rompió. Yo me la llevé al estudio y la convertí en obra de arte".

Desde su regreso no ha dejado de trabajar. En su estudio londinense la acompañan un grupo de jóvenes creadores que le ayuda a materializar sus ideas. Entre ellos está el pintor catalán Bernat Daviu, que acompaña a la artista en su visita a Madrid para inaugurar la muestra Transfer. La exposición está ubicada en Helga de Alvear, una pequeña galería de Lavapiés. En ella se exhiben tres obras situadas estratégicamente en una amplia sala. El centro de la estancia lo ocupa Transfer with sofa, una escultura formada por una butaca y una silla adosadas a una mesa. De las paredes se salen literalmente dos lienzos que alcanzan volúmenes esculturales.

Por el momento De la Cruz no tiene programada ninguna otra muestra en España. En Galicia expuso por última vez hace seis años, en el Marco de Vigo. La próxima se inaugurará en marzo en la londinense Lisson Gallery. Pero lo que más interesa a Ángela de momento es trabajar lo máximo posible. Quizás por el tiempo perdido en los últimos años. Incluso con esto se permite ironizar. "Es mejor que no me hayan dado el Turner", reflexiona, "así tengo tiempo para trabajar tranquila".

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