"Me quiero quedar hasta... final de temporada"

Despeinado y sombrío como un pintor maldito se presentó José Mourinho ante las cámaras después del partido. Dijo que estaba feliz, pero en su rostro se reflejaron sentimientos tormentosos. Cuando le preguntaron si era cierto que pensaba dejar el Madrid a final de curso, no lo desmintió. A pesar de estar vinculado al club con un contrato de cuatro años, lejos de defender su posición, se mostró abierto a marcharse. "Me quiero quedar hasta... final de temporada", dijo, dando a entender que en estos momentos no se siente seguro de seguir en su puesto la campaña que viene. "Esto es fútbol. Aquí puedes tener un contrato de 10 años, pero, si al final de la temporada no quieres seguir o no quieren que sigas, el contrato vale de poco. Al final, se hacen las evaluaciones. Si todos están contentos, el entrenador sigue. Si no, no sigue".

"Que los hinchas canten con más o menos educación pasa en todos los lados"

La directiva madridista esperaba una negativa rotunda de Mourinho a las noticias aparecidas en los últimos días sobre su deseo de abandonar la institución en junio. No fue así. La declaración fue extraordinaria porque, al menos en la historia reciente, todos los entrenadores manifestaron su voluntad de cumplir sus contratos. Mourinho dejó claro que sus planes son otros. Si el técnico rompe su contrato, está previsto que pague 20 millones de euros en concepto de indemnización. El técnico considera que, en caso de querer marcharse, hay clubes en Europa dispuestos a abonar su cláusula de rescisión. Uno de los desencadenantes de su malestar han sido los desencuentros con el director general, Jorge Valdano. Ayer, Valdano dijo que no tiene problemas con Mourinho. Cuando le pidieron al entrenador que comentara su relación con el dirigente, replicó tajante: "No comento".

Sobre el partido, Mourinho se explicó con su habitual claridad expositiva: "El equipo ha estado bien. Ha hecho su juego, el que había que hacer para ganar la eliminatoria. No estábamos obligados ni a ganar el partido. Con el 3-1 de la ida, nos podíamos permitir un mínimo de tranquilidad. Y esta noche no hemos tenido ningún problema. Hemos ganado sin correr mucho. Sin desgastarnos. Hemos hecho el partido que queríamos hacer. Fuertes, solidarios, compactos, bien cerrados en nuestro campo. Sabíamos que con este planteamiento no íbamos a tener ni cinco ni seis oportunidades de marcar, pero nos bastaba con un gol para matar la eliminatoria. Así fue. Solo una afición fantástica como la del Atlético se queda aquí con este frío en un duelo muerto. Nosotros, en el segundo tiempo, hemos podido permitirnos sacar un poco a Di María y Özil para que descansaran. Nos vamos tranquilos y contentos".

Mourinho explicó que, si bloqueaba el ataque del Atlético por los costados, por donde canaliza el juego el equipo de Quique, tendría mucho ganado: "Contra el Atlético pensé en cerrar las bandas con Di María y Marcelo, que son muy disciplinados tácticamente, y dejar a Cristiano en el ataque. Fue una buena decisión".

El técnico madridista ignoró los insultos de la hinchada local para insistir en su admiración por su lealtad en circunstancias desapacibles: "Han dado al partido una sensación de calor humano que ha sido fantástica. Hasta el último minuto. Que canten con más o menos educación una consigna no es un problema. Pasa aquí y en todos lados. Mis respetos para la afición del Atlético".

Cristiano, como en su día hizo Raúl en el Camp Nou, mandó callar a los hinchas rojiblancos tras marcar su gol.