En tiempos de crisis, fiesta

Hubo un tiempo en España en que cualquier pueblo, melómano con posibles o pequeño promotor de discoteca se animaba a montar un festival. Pero aquella burbuja de hace tres años reventó. Ahora, con algún cadáver en la cuneta, el sector se ha regulado y, pese a la crisis, 2011 apunta a gran año de festivales. Desde muy temprano, los grandes han empezado a lanzar nombres como Arcade Fire, Arctic Monkeys, Magnetic Man, Suicide, Salem o Pulp. Falta ver si alguien será capaz de atraer a Kanye West, la estrella del curso.

La escena gira en España principalmente alrededor de tres grandes citas: Sónar, Primavera Sound y FIB. Todos ellos fortalecen su apuesta artística este año y no reducen presupuesto. "Veníamos de una sobredimensión de propuestas similares. Era desmesurado para la demanda que había y el sector se autorreguló. Ahora hay tres o cuatro grandes con espacio y época consolidada, y una oferta repartida entre eventos más especializados", explica Ricard Robles, codirector de Sónar. Este año, el festival de música electrónica barcelonés consolida su otra sede en Galicia y mantiene un presupuesto de unos 3,8 millones de euros, de los que ya solo el 18% son patrocinios.

Vince Power (FIB): "En épocas difíciles, la gente quiere olvidar y relajarse"

Parte de esa regulación (además de la caída de promotoras como Sinnamon) se debe a la escasez de los Ayuntamientos, que ya no intentan seducir con pequeños festivales a su electorado hinchando los cachés. "Había propuestas con dinero público que hacían que en cualquier rincón de España hubiera algo parecido a un festival internacional. Eran las vacas gordas", opina Robles.

Su vecino barcelonés, Primavera Sound, espera crecer un poco este año y superar los 30.000 asistentes por día de 2010. De momento ha vendido un 15% más. "No hemos tenido que gastar más en grupos. El mercado está bastante estable desde que pinchó la burbuja. No hay que pagar cachés desorbitados y las ventas han ido mejor. La crisis de los festivales fue más la saturación que la economía", explica su codirector, Albert Guijarro. Primavera Sound tiene un presupuesto de unos cinco millones de euros y este año aumentará el número de bandas hasta unas 200.

La crisis, eso sí, se ha llevado por delante en todos los eventos un alto porcentaje de patrocinios y publicidad suplidos con un aumento del precio y el horizonte de venta de los abonos. ¿Lo bueno? La calidad, claro, también ha tenido que subir para convencer.

El irlandés Vince Power es el director y dueño del FIB de Benicàssim. Este es su segundo año en solitario al frente del evento y tras las críticas en la edición anterior por lo que algunos consideraron un cartel tibio, este año amanece con grandes anuncios (Arcade Fire, Primal Scream, Arctic Monkeys, The Strokes o Portishead). "Es que esto no es como ir al supermercado. Cuando empiezas a contratar tienes una lista de deseos y algunos fallan. Pero este año está yendo muy bien", explica. Power cree que la crisis empuja a la gente a los festivales. "Se eligen prioridades, pero en tiempos de dificultad está bien poder relajarse y olvidar de los problemas. La gente se fía de las grandes marcas, pero los perjudicados son los festivales pequeños, que necesitan al menos tres años para consolidarse". El FIB, que ha perdido a su patrocinador principal (Heineken) y anunciará próximamente uno nuevo, mantendrá un presupuesto de unos 6 millones. Además, se corrige la tendencia y parece que más españoles acudirán a la cita. En tiempos de crisis, ya se sabe, fiesta en casa.