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Las rebajas llegarán a la sanidad y la educación

El Ejecutivo catalán deberá emplear las tijeras de podar para recortar el gasto en 4.000 millones, una cifra que supone más del doble del último plan de ajuste del tripartito, que preveía recortes del 5% en los sueldos de todo el sector público y concertado y subidas impositivas. Esta vez, el sudoku es de nivel superior, porque el Gobierno piensa eliminar el impuesto de sucesiones, que ahora solo afecta al 6% de los declarantes.

Todas las consejerías están advertidas de que deberán reducir el gasto en un 10%, y de hecho, mientras dure la prórroga de los presupuestos solo podrán disponer del 30% de sus asignaciones, salvo en educación, sanidad y dependencia. El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell sugirió ayer que algunas infraestructuras no son urgentes y, de hecho, el nuevo Gobierno ya ha planteado congelar la construcción de nuevos equipamientos.

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Los recortes, pues, afectan al corazón del Estado de bienestar: desde la sanidad, que el Gobierno pretende reordenar y cuya cartera de prestaciones añadidas en los últimos años podría revisar, hasta la educación, puesto que está revisando las subvenciones para la semana blanca y la sexta hora que instauró el tripartito. En la negociación con el Ministerio de Economía, para la Generalitat la prioridad es lograr los fondos pendientes de traspaso correspondientes al fondo de competitividad, de 1.000 millones de euros.

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