Merkel marca el ritmo
Alemania aplaza la reforma del fondo de rescate europeo, esencial para la estabilidad del euro
Como estaba previsto, el Ecofin rechazó la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) debido a las reticencias de Alemania y Francia. Pero sí llegó a un acuerdo de gran importancia para despejar las dudas sobre la viabilidad de la banca europea: antes del verano se realizarán nuevas pruebas a instituciones bancarias, incluyendo en estos exámenes el criterio de liquidez. La decisión permitirá por fin que los inversores, las instituciones y los ciudadanos adviertan la diferencia entre la solvencia y las dificultades de circulante. Así, volverá a comprobarse que la banca española es muy solvente, aunque al mismo tiempo quizá sufra de escasez de disponible para prestar. Se supone que la nueva modalidad de pruebas, más rigurosas y exigentes, aumentará su credibilidad, muy en entredicho después de que los primeros tests de resistencia bancaria europea salvaran a los bancos irlandeses cuya ruina provocó la intervención de Irlanda.
En el debate político y económico sobre la ampliación del Fondo de rescate, todo el mundo tiene sus razones. Los partidarios de ampliarlo, como el comisario Olli Rehn, sostienen que de esta forma se minimizarán los riesgos de ataques contra las deudas soberanas; quienes se oponen arguyen que una ampliación (actualmente de 440.000 millones de euros) equivaldría a un reconocimiento implícito de que otros países necesitarán de una intervención próxima. Las cuentas están hechas. Con el dinero disponible bastaría para acometer la intervención de otro país; después el fondo quedaría agotado. Según esta tesis, si se amplía, países como Portugal primero y España después quedarían como diana en los próximos ataques monetarios.
El equipo económico de Angela Merkel, con el ministro Wolfgang Schäuble en primera línea, sostienen además que cualquier reforma del Fondo debe hacerse de tal manera que no evite la reestructuración de las deudas soberanas afectadas (es decir, quitas asumidas por los acreedores privados) ni suavizar los compromisos de ajuste de los países implicados. Esta es hoy una posición política; puede variar después de las elecciones en Alemania.
Lo más probable es que la canciller y Sarkozy acepten la reforma del Fondo a cambio, como se ha sugerido en los últimos días, de un compromiso detallado de ajustes presupuestarios de los países tocados por las tormentas monetarias. La presión de gran parte de los países europeos en favor de un nuevo fondo de rescate frente a la obsesión alemana por la estabilidad presupuestaria empujará probablemente en esa dirección a partir de marzo. Pero hay una razón de más peso para defender la reforma y ampliación del FEEF: debería ser el germen de un Fondo Monetario Europeo. Una institución que Europa necesita urgentemente (dadas las limitaciones formales del Banco Central Europeo) junto con un Fondo de Garantía Bancaria para todo el sistema financiero europeo que separe de una vez por todas los riesgos bancarios del riesgo de la deuda.
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