Ellos son... Ellos

Guille Mostaza acaba de hincar las rodillas en el escenario. Lo ha hecho violentamente, con un movimiento brusco, un latigazo arrebatado, raphaelesco. El público aúlla al verle en posición suplicante. Él se encorva, agarra el micrófono, mete la cabeza entre sus piernas y, conmovido, canta: "Y si resulta que no te diviertes / piensa en esos días en que nos iba bien. / ¿Te acuerdas de aquella tarde? / Te besaba en el portal, ya te da igual".

Afuera, en la calle, Cristiano Ronaldo le acaba de colar un gol al Atlético de Madrid y en los bares se vitorea al portugués. Los rojiblancos agachan la cabeza (una vez más). Madrid se encuentra pendiente del derby. Todos, menos las 537 personas, entre ellas Eva Amaral, que llenan (entradas agotadas) la sala Neu! Club, en la céntrica calle de Galileo, para ver el concierto del dúo madrileño Ellos, formado hace ya una década por Guille Mostaza, de 33 años (voz), y Santi Capote, 35 (guitarra). La canción donde Guille Mostaza desafía la consistencia de los ligamentos de sus rodillas al lanzarse al suelo se llama Pobre caimán y pertenece al cuarto disco del grupo, Cardiopatía severa, que agotó la tirada en solo una semana. Es el momento de Ellos.

'Cardiopatía severa', su último trabajo, agotó la tirada en una sola semana

Su discográfica estaba empeñada en que podían ser carne de radiofórmula

Santi es el reservado, ejerce un cómodo y premeditado segundo plano

Guille: "Carlos Berlanga, incluso ya malito en el hospital, me escribía poemas"

El concierto se desarrolla con la sorpresa de presenciar a un público indie comportándose igual que el de El Canto del Loco: vocea las canciones, levanta el puño, hace fotos con su móvil, grita... Guille se desprende del elegante chaleco con el que ha salido al escenario. Las chicas y el público gay (mucho) disparan sus hormonas en forma de silbidos. Guille, coqueto, les espeta: "Pues todavía queda lo mejor, amigos". Más vítores.

Al día siguiente, nos citamos con el grupo. Guille Mostaza, voz de resaca: "Me acosté a las seis de la madrugada. No, no estuve cerrando locales. Estuve en casa de Ernesto Sevilla, también con Joaquín Reyes [ambos de Muchachada Nui, ahora en Museo Coconut], hablando de la importancia del arte, filosofando de la vida...". Guille Mostaza y Santi Capote se conocieron en el instituto, en Pozuelo de Alarcón, donde viven sus familias. Santi es el reservado del grupo: ejerce un cómodo y premeditado segundo plano, seguro de que la seductora personalidad de su compañero es imbatible. Guille: "De pequeño mis padres me llevaron hasta a tres psicólogos. Les preocupaba que fuese tan tímido, que no tuviese amigos. Tengo ese trauma infantil, así que ahora me gusta gustar. Sí, soy coqueto".

Aunque ni Santi ni Guille son gays, buena parte de los fans de Ellos son homosexuales. "Nos interesa mucho la cultura trash, y en eso coincidimos con el público gay, que, por cierto, es el más animado en nuestros conciertos, el que ocupa las primeras filas", afirma el grupo.

A pesar de su actual filiación indie, Ellos comenzó su carrera compareciendo en bochinches comerciales: su discográfica estaba empeñada en que podían ser carne de radiofórmula. El grupo se lo toma ahora como un interesante periodo de aprendizaje y como el mejor material del anecdotario surrealista de su carrera. Un ejemplo: "Fuimos a Sevilla a una gala de Cadena Dial. Ya desde por la mañana empezamos a beber cervezas. Cuando llegamos al recinto estábamos del revés, muy borrachos. Salimos al escenario y me tropecé dos veces. El micrófono salió volando. Claro, como era un play-back, la voz seguía sonando. Allí había unas 2.000 personas. No sé por qué, pero decidí meterme a cantar entre el público. Puse el pie sobre lo que creía que era una pasarela, pero resultó ser de papel. Me pegué una gran leche... Cuando entramos en los camerinos, Georgie Dann, King África y El Canto del Loco estaban en silencio, como asustados".

El gran referente musical del dúo es el fallecido Carlos Berlanga. Guille fue compañero de farra del ex Dinarama: "Nos llevábamos muy bien. Salíamos juntos. Incluso cuando estaba en el hospital, ya malito, me escribía poemas". Guille y Santi viven ahora de la música. No exclusivamente de Ellos. Guille, por ejemplo, repara instrumentos antiguos que se encuentra por ahí y luego los vende. Santi vive en Pozuelo con sus padres. Su compañero ya se ha independizado: un piso en Puerta de Toledo de unos 100 metros cuadrados por el que paga 925 euros. Cuenta que vive un poco acongojado: "A veces me llaman, cojo el teléfono y solo oigo una respiración jadeante. Será un fan loco". Así son Ellos...