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Columna
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Juan Espadas

Ya está. Ahora, y de verdad, se ha iniciado la carrera hacia la alcaldía de Sevilla. Por fin Juan Espadas es el candidato con el que el PSOE va a intentar gobernar en la capital andaluza. Los sondeos dicen que las elecciones en España, en Andalucía y en Sevilla favorecen al PP. Es más, en Sevilla, estos sondeos lo venían diciendo desde hace tiempo. Sin duda es una de las razones que ha forzado el cambio del candidato que ha gobernado en Sevilla durante tres mandatos. El mismo al que ahora empiezan a llegarle los agradecimientos que serán más sinceros con el paso del tiempo. Queda poco tiempo. El 22 de mayo está a las puertas y los electores dirán si su decisión es la misma que avanzan los sondeos. Es probable. La crisis económica y la gestión que ha hecho el PSOE en sus distintos espacios -estatal y autonómico- darían pie a pensarlo. También el hecho de que Mariano Rajoy deje caer de forma inmisericorde a sus antaño compañeros es un signo de que los sondeos van en esta línea.

En Andalucía y en Sevilla tres cuartos de lo mismo. Hasta se ha llegado a un atrevimiento impensable hace unos años como es el compromiso de Javier Arenas de quedarse en esta comunidad aunque gane el PP en España. Se ha ido extendiendo la idea de que todo esta perdido para el PSOE. Sin embargo tengo la impresión que, pese a los sondeos, pese a la tristeza y al desánimo de los militantes socialistas, que venía percibiéndose en estos últimos tiempos, algo ha cambiado.

El acto de presentación de Juan Espadas como candidato a la alcaldía de Sevilla puede que haya modificado los ánimos y que las escasas ilusiones de los socialistas por competir en la batalla electoral hayan dejado abierto el camino a una voluntad de competir a fondo. El paso atrás del actual alcalde, dejando vía libre al nuevo candidato, va a ayudar bastante. Además en el acto de presentación no aparecen señalados los que antes se autocalificaban como oficialistas y críticos. Hay unidad. También voluntad de movilizar al electorado indeciso. De movilizar al grupo de votantes que se aleja de las urnas cuando ve que sus tradicionales votos pueden ir a un grupo en el que el desánimo preside sus actos.

El trabajo que se le avecina al candidato es duro. Es mucho el tiempo que el candidato de la derecha ha paseado Sevilla, destacando farolas rotas y ramas de árboles no recogidas. Se acabaron estas fotos. Ahora la lucha es otra. Ahora la lucha es el de un modelo de ciudad. Pasar de una ciudad en la que una oligarquía tradicional pasea su voluntad como si fuera la de todos a una ciudad moderna. Es uno de los debates y no el menos importante. Serán de interés, y pueden que tengan una importancia determinante, otras discusiones que deben darse entre Juan Ignacio Zoido y Juan Espadas. Pero tienen que hablar del futuro, de la ciudad que quieren construir.

Hoy, errores al margen, Sevilla ha dado un salto hacia delante en modernidad y en el protagonismo de los ciudadanos. Es el momento de dar a conocer las propuestas de uno y otro. Si se quiere avanzar o se quiere retroceder. En fin un trabajo duro le queda a Juan Espadas. Y una alta responsabilidad por cuanto sobre Espadas y quienes les acompañan va a recaer la responsabilidad de ganar o perder Sevilla, pues si se pierde la capital puede ser la puerta para perder Andalucía. También, si no se pierde, haber logrado dar la vuelta a los sondeos y hacer el camino más llevadero para las autonómicas. El tiempo lo dirá.

Mientras tanto, es cierto que la ilusión ha vuelto a prender con la presentación de este candidato. Y cuando hay ilusión, cuando hay ganas, deseos y un proyecto de ciudad, los ciudadanos se movilizan y vuelven a la política, que es lo que la derecha, y más sus sectores inmovilistas, no quieren.

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