Vender la vajilla familiar
Puede que sea hora de vender la plata de la familia. El precio del metal se ha triplicado en 2010 y ha aumentado tan drásticamente que los anticuarios londinenses están comprando ahora cubertería eduardiana para chatarra. Los movimientos alcistas ponen de manifiesto los peligros del papel moneda y lo barata que es la plata respecto al oro. Pero un exceso de reservas significa que la plata puede resultar ser el oro de los tontos y no la alternativa de los pobres. La plata cotiza en torno a 30 dólares la onza, un nivel no visto desde que los hermanos Hunt acapararon el mercado hace 30 años. Es verdad que hay demanda de todos los metales y la plata tiene características tanto industriales como preciosas. Pero su consumo anual ha sido inferior a las reservas entre 685 y 4.257 toneladas -casi el 19% de la producción anual- desde 2007, según RBS.
El reabastecimiento durante 2010 redujo el exceso de reservas, pero no lo suficiente como para explicar unos precios más elevados. Los inversores han mantenido la demanda, especialmente los que compran a través de los ETF (fondos de inversión que cotizan en Bolsa). Las reservas físicas de plata de los ETF se han más que cuadruplicado hasta casi 15.000 toneladas entre enero de 2007 y noviembre de 2010, asegura RBS. En otras palabras, los especuladores poseen ahora el equivalente a casi el 70% de la producción de 2009.
El interés de la venta al por menor también queda puesto de manifiesto por las abundantes ventas de American Silver Eagle, la casa de la moneda de EE UU que vendió 34 millones de esas monedas en 2010, más del doble de la media anual desde que se introdujeron en 1986. El aumento del precio puede deberse en parte a que los actores importantes están cerrando posiciones cortas.
JPMorgan ha sido acusado de conspirar para impulsar a la baja el precio. Financial Times informó en diciembre de que las posiciones del banco serían "sensiblemente menores" en el futuro.
La plata tiene un atractivo parecido al del oro: el miedo a que la impresión de dinero del banco central esté devaluando las divisas y el deseo de encontrar un refugio supuestamente seguro en un mundo inestable. Es verdad que la relación del precio de la onza de oro respecto a la plata es mucho más elevada que en 1980, 50 veces frente a 17. Pero el coeficiente también ha sido mucho más elevado: estuvo habitualmente por encima de su nivel actual entre mediados de los 80 y los 90. El mejor consejo para los que quieran sacar partido del alza podría ser que lleven la plata de la abuela a las casas de empeño.
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