Espíritu de pájaro
Venecia tiene forma de pez, pero espíritu de pájaro. Una experiencia fascinante y no muy conocida es verla desde lo más alto, desde sus terrazas o sus altanas. Las altanas son estructuras de madera que dominan el cielo de Venecia. Pertenecen sin excepciones a edificios privados y están fuera del alcance de los mortales. Menos asentadas en el paisaje de la Serenísima y sin embargo accesibles al placer de los viajeros son las terrazas de Venecia. Desde la terraza de la suite del hotel Regina Europa se contempla una de las más fascinantes vistas de la verdadera Gran Plaza de Venecia. Una plaza de agua cuyas esquinas corresponden a la Punta de la Dogana, a la isla de San Giorgio y a la propia plaza de San Marcos. Nicholas Cage vino por unos días, contempló la vista durante un mes y ya no le quedó más remedio que comprarse una casa en el Gran Canal. Desde una habitación del Regina Europa, Auguste Renoir pintó uno de sus cuadros del Gran Canal, y el hotel posee algunos maravillosos frescos de Tiépolo.
Otra de las terrazas más recomendables de Venecia es la del Molino Stucky Hilton. Prodigio de rehabilitación de la enorme fábrica de harina de la Giudecca, desde la terraza del Molino Stucky se contempla la más inolvidable y olvidada puesta de sol de la ciudad.
La otra gran puesta de sol es la del hotel más famoso: el Danieli. El célebre hotel donde Onassis se enamoró de Maria Callas y donde podemos encontrar la ventana desde la que miraba Proust y tomarnos probablemente la misma magdalena con el mejor chocolate del carnaval.
Al lado de los Jardines Reales de la Piazza, el hotel Luna Baglione tiene algunas de las altanas con mejores vistas de la laguna. Y mi otra terraza favorita a ras de cielo es de mármol y fuego: el bar del Gritti Palace abierto en canal al Canalazzo, donde cualquier bebida adquiere sabor exótico ante la mirada distante del barman.
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