Llega el infierno

No hay nadie en el vivaque itinerante del rally Dakar que no conozca a Ignacio Chivite. Tiene 46 años. Y su compañera de viaje, 33. Es una Bultaco Frontera 370 del año 1978, tan clásica ella. "Es la moto con la que yo empecé a hacer enduro y motocross cuando tenía 16 años", la presentaba el piloto catalán el día en que ambos llegaron a la Rural, el epicentro del Dakar, en Buenos Aires. "Tengo que cambiar el chip y concienciarme de que vengo aquí a cuidar a la moto, no ella a cuidarme a mí". La madrugada del viernes Chivite falló a su promesa. Y dejó tirada en medio del desierto a su preciosa Bultaco. Le faltaban todavía más de 120 kilómetros para terminal la especial cronometrada, que debía acabar a las faldas de una gigantesca duna, a escasos metros de donde se sitúa el campamento y adónde siguieron llegando participantes y más participantes hasta ayer al mediodía.

Los corredores se enfrentaron a dunas y arenas que se tragaban las ruedas

Chivite divisó, en plena noche, unas luces a los lejos. Y pensó que había llegado al vivaque. Falsa alarma. Era un pequeño poblado chileno. Desengañado, dejó su moto y fue llevado en coche por unos lugareños, por carretera, hasta Iquique, desde donde ayer partió, de nuevo, la caravana del Dakar, con destino a Arica en Chile. Claro que el de Chivite no fue el único abandono. En total, en solo un día, abandonaron 43 participantes: 14 coches, 20 motos, ocho camiones y un quad. Desde que tomaron la salida el pasado día 1 han abandonado un total de 98, casi una cuarta parte. El Dakar se endurece con la aparición de las primeras dunas, y se convierte en un auténtico sufrimiento con el paso de los días. Si la organización ya concedió una hora más de margen a los pilotos ayer para cerrar la quinta etapa, para la que empezaba ayer, la sexta -en pleno desierto, con kilómetros de dunas y las inevitables zonas de fesh-fesh (arena en la se hunden los neumáticos)- ASO decidió dar de margen hasta las cinco de hoy, ya que es jornada de descanso y la salida para la séptima etapa no se tomará hasta el día siguiente.

Otro de los que se quedó tirado en medio del desierto, con su Totoya hecho unos zorros, fue el televisivo (Cuatro) Jesús Calleja, que tras subir algunos de los picos más conocidos ha decidido iniciar una nueva aventura. Cayó la noche en Iquique y Calleja andaba perdido entre las dunas. La organización no sabía dónde estaba ni tenía noticias suyas. El Iritrack, un sistema para conocer en todo momento el paradero de los participantes, se le había roto. Así lo comunicó a su equipo de televisión, que preparará un programa especial sobre el Dakar cuando termine la prueba. El piloto dio sus coordenadas para que un equipo de asistencia pudiera echarle una mano. En una zona de fesh-fesh un montón de piedras invisibles reventaron el radiador del coche; además, después rompería también el bombín del embrague. Con remiendos de unos y otros, que fueron echándole una mano, trató de hacer que el coche arrancara.

Desesperado, narraba sus sensaciones a su equipo en el vivaque: "Esto es mucho peor que un infierno. El panorama es esperpéntico. He visto un boogie volar cinco metros por delante de mí y quedarse clavado en una duna. He visto muchos camiones volcados, muchos pilotos tirados en medio del desierto". Pero él sí fue capaz de tomar la salida ayer. Llegó al campamento casi a las ocho de la mañana, durmió una hora y media, y volvió a montarse en el coche. Su copiloto, Nacho Santamaría, no pegó ojo: se quedó reparando el coche y preparando el nuevo libro de ruta. El reto, claro, no ha hecho más que empezar.

Laia Sanz, otra dakariana novata, confesaba estar realmente agotada por vez primera desde que arrancó la prueba. Se encontró a numerosos pilotos por los suelos. Y decidió armarse de paciencia. "Es como estar en una red de la que casi es imposible escapar. Vamos todo el día detrás del polvo de pilotos que van más lentos y como hay tan poca visibilidad, si intentas pasarles tienes que asumir un riesgo altísimo y hoy la pista estaba llena de trampas", añadía Arcarons, mochilero de la campeona de trial y un veterano del Dakar. Ayer el panorama fue incluso más insufrible. "Ha sido una etapa de las duras, pero queda lo peor. Los últimos 200 kilómetros no se acababan nunca", declaraba Marc Coma, uno de los favoritos, que fue cuarto.

Peterhansel pinchó en cuatro ocasiones, otra Carlos Sainz, que pese a todo ganó su cuarta etapa, y Nani Roma se quedó tirado en el kilómetro 135. Había roto el alternador del coche y esperaba al coche de asistencia. Su noche prometía ser muy larga. Así se las gasta el desierto.

Coches. Sexta etapa: 1. Carlos Sainz, 4h 53m 53s. 2. Nasser Al-Attiyah, a 9s. General: 1. Carlos Sainz, 20h 39m 41s. 2. Nasser Al-Attiyah, a 2m 42s. 3. Stéphane Peterhansel, a 14m 51s.

Motos. Sexta etapa. 1. Ruben Faria, 5h 35m 27s. 4. Marc Coma, a 5m 20s. General: 1. Marc Coma, 22h 40m 20s. 2. Cyril Despres, a 8m 48s.