Nazarbáyev busca eternizarse en el poder en Kazajistán
El régimen prepara una consulta para eliminar las elecciones
Nursultán Nazarbáyev -que gobierna Kazajistán, un país rico en petróleo, desde 1989, es decir, desde antes de la desaparición de la Unión Soviética en la que se incluía- se prepara para continuar en el poder por medio de un plebiscito que pretende celebrar dentro de dos meses.
Vladimir Redkokashin, alcalde de la capital kazaka Astaná, ha anunciado que un grupo de conocidos políticos e intelectuales ha enviado a la Comisión Electoral Central (CEC) la petición de organizar un referéndum con el fin de extender el mandato de Nazarbáyev hasta el año 2020. La CEC confirmó haber recibido el documento correspondiente.
El periodo presidencial de Nazarbáyev, que tiene 70 años, termina en 2012, pero de acuerdo a una reforma constitucional aprobada en 2007, puede presentarse a la jefatura del Estado cuantas veces quiera. Ya antes, en 1995, Nazarbáyev recurrió a un plebiscito para prolongar su mandato.
El primer país en reaccionar a las intenciones de Nazarbáyev ha sido EE UU, que condenó ayer los planes del líder kazako de eternizarse en el poder. "Consideramos que la celebración de un referéndum nacional en lugar de las elecciones presidenciales garantizadas en la Constitución kazaka constituirá un revés para la democracia", señala el comunicado del Gobierno estadounidense.
Ural Mujamedzhánov, presidente del Parlamento kazako, aseguró que el Legislativo aprueba la idea de celebrar el referéndum, que deberá aprobar las modificaciones constitucionales necesarias para prolongar el mandato del jefe de Estado. El apoyo unánime de los diputados no es de extrañar: en las últimas elecciones de 2007 solo los candidatos del partido gubernamental Nur Otán obtuvieron escaños.
Los que impulsan la idea de eternizar a Nazarbáyev en el poder esperan terminar de recolectar el número necesario de firmas que exige la ley para realizar el plebiscito la semana próxima. De realizarse el referéndum, no solo eliminará los comicios presidenciales de 2012, sino también los de 2017.
La oposición ha criticado la idea, argumentando que Kazajistán necesita de elecciones y democracia para desarrollarse. Sin embargo, los contrarios al régimen de Nazarbáyev son muy débiles y no tienen ninguna posibilidad de influir en la toma de decisiones.
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