Fadesa vendió en Galicia menos del 20% de sus pisos durante la suspensión de pagos

Martinsa-Fadesa está a punto de sacar la cabeza de debajo del agua y dejar atrás el concurso de acreedores en que se declaró el 14 de julio de 2008. Aunque no será a costa de las ventas en su comunidad de origen.

De las 1.370 viviendas que tiene a la venta, básicamente en la urbanización coruñesa de Miño, en estos dos años y medio que ha durado la suspensión de pagos ha logrado vender entre 260 y 300, según fuentes inmobiliarias, lo que representa el 18% del total. En Sanxenxo, el crash de la constructora le obligó a renunciar al proyecto de construir 470 chalés adosados para los que ya había solicitado (y recibido) varias licencias. Ahora la promoción, con todas las bendiciones municipales, está en manos de Novacaixagalicia pero no se desarrollará, al menos por el momento. En O Pino, donde posee un millón de metros cuadrados con una edificabilidad de 469.677 metros, Martinsa-Fadesa todavía busca comprador para las parcelas de uso industrial. Ha puesto el terreno, a escasos 15 kilómetros de Santiago, en manos de la consultora inmobiliaria Richard Ellis y pide 93 millones de euros por ellos. Donde sí ha vendido pisos es en la promoción de 153 viviendas que tiene en la playa coruñesa de Oza.

Caixa Galicia era el tercer mayor acreedor de la inmobiliaria

La inmobiliaria de Fernando Martín saca pecho argumentando que, durante el proceso concursal, ha entregado 5.700 viviendas en España. Eso le ha permitido poder apuntarse la fecha de hoy como un hito en su calendario, ya que oficiosamente este martes termina el proceso concursal gracias a la adhesión del 61% de los acreedores al convenio que dictará los pagos en los próximos ocho años. Aunque realmente todavía habrá que esperar a que finalice el plazo de alegaciones y a que el juez Pablo González-Carreró dicte el auto que libere a Fadesa de la tutela judicial.Fuentes empresariales aseguran que Novacaixagalicia (NCG) se ha adherido al convenio que sacará a Martinsa-Fadesa del via crucis de soportar el mayor concurso de acreedores de España, con miles de reclamaciones y una banca dispuesta a apretar las tuercas hasta el final. El plan, cuyo periodo de adhesiones termina hoy, establece dos alternativas para poder cobrar la deuda, cuyo volumen total alcanza los 6.905 millones. Eso a pesar de que, por separado, Caixa Galicia y Caixanova tenían posturas distintas antes de la fusión.

La primera impulsó, junto con Caja Madrid, La Caixa y Banco el Popular, el convenio pactado hasta ayer por el 61% de los acreedores, que establece un plan de pagos en diez años y la posibilidad de convertir el 15% del pasivo en créditos participativos (que si no se devuelven pueden transformarse en acciones de la compañía). Una segunda vía supone renunciar al 70% de la deuda y cobrar el 30% restante en cinco años, aunque la primera opción es la favorita de los bancos.

Caixa Galicia, con un agujero de 346 millones en Fadesa, era el tercer mayor acreedor tras Caja Madrid y La Caixa, que impulsaron el convenio. Caixanova, con un pasivo reconocido de 91 millones a los que se suman los 3,8 de su filial, el Banco Gallego, no estaba por la labor de seguir el camino de los mayoritarios antes de la fusión. Después de unificar criterios, la nueva caja apoyará la posición inicial de Caixa Galicia, aunque oficialmente ha eludido pronunciarse sobre ese apoyo hasta que no se cierre el plazo legal para hacerlo, hoy mismo. Fuentes financieras consultadas ven la divergencia previa dentro de la normalidad. "Quizá Caixanova no lo apoyó en su momento porque tenía garantías reales sobre el cobro de su deuda y no le interesaba poder salir perdiendo, algo a lo que sí se exponían otros acreedores para poder cobrar". S

ea como fuere, fuentes de Martinsa-Fadesa creen que poco cambiará su situación tras haber superado el concurso. "Es obvio que sin la tutela judicial estaremos en una posición más cómoda aunque todas las decisiones se sigan tomando de acuerdo con los acreedores, pero realmente el día a día no cambiará", dicen los empleados. El problema sigue siendo, según la constructora, el acceso al crédito bancario: "Si no hemos vendido más pisos en estos años ha sido porque se ha cerrado el grifo de la financiación".

Aunque en tiempos de crisis, el precio tampoco es un tema menor. El último informe de la sociedad de tasación Tinsa, hecho público ayer, pone de manifiesto que la caída en 2010 del precio de la vivienda nueva es más bien modesto. Descendió un 3,2% en España, hasta situarse en una media de 2.476 euros el metro cuadrado. En Galicia la caída fue de un 0,7%, prácticamente inapreciable. Los precios aumentaron en Lugo y Pontevedra, se mantuvieron en Ourense y bajaron en A Coruña.