Para sacar jugo a las ideas
Hace 20 años Philippe Starck era, sin duda, el diseñador más famoso del mundo. En la cima, ideó Juicy Salif, un exprimidor imposible de usar sin ensuciarse que no tardó en convertirse en el icono de cocinas y listas de boda. Tal fue el éxito de un artilugio incompetente para su función, que para celebrar su décimo aniversario su fabricante, la empresa Alessi, decidió lanzar una edición limitada de exprimidores bañados en oro. Con el uso, los nuevos Juiciy Salif no tardaron en desteñir. Y Starck se enfadó. Rompió la relación con los italianos asegurando que habían condenado su exprimidor a una mera función decorativa. Sin embargo, Starck decidió telefonear este año a Alberto Alessi. Como jurado de un concurso, había descubierto el exprimidor Mysqueeze, de Roland Kreiter, un joven diseñador rumano asentado en Darmstadt (Alemania). Starck reconoció en este exprimidor de acero inoxidable con forma y tamaño de limón un nuevo icono para 20 años después. Y así ha sido. A pesar de ser incómodo y difícil de utilizar sin ensuciarse, en plena campaña de ventas navideñas, el nuevo icono de Kreiter se ha agotado.
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