"En Malilla no se ha pensado jamás en un hospital infantil"
Héctor Cortina nunca ha callado cuando creía que debía alzar la voz para defender la sanidad pública. No lo hizo al criticar la privatización de los diagnósticos con resonancia magnética de la red pública en el año 2000 -"un pelotazo", como denunció la Sociedad Española de Radiología- y tampoco en los últimos años al manifestarse en contra de la desaparición del hospital infantil de La Fe como entidad diferenciada. Recién jubilado, después de estar 30 años al frente de la radiología pediátrica del hospital infantil de La Fe de Valencia, en julio recibió la medalla de oro de la Sociedad Española de Radiología Médica. "Es un premio para el medio centenar de los trabajadores del servicio, a una forma de trabajar de muchos años", comenta.
La atención pediátrica ha salido perdiendo en el hospital La Fe
La percepción en el infantil es que nos han engañado y mentido
Con las resonancias ha pasado lo que advertimos: ha sido un pelotazo
Pregunta. ¿Qué supondrá la integración del infantil en el nuevo macrohospital La Fe del barrio de Malilla?
Respuesta. La pérdida de una marca, del hospital infantil de la Comunidad Valenciana. Con el agravio de que Madrid tiene cuatro: La Paz, Niño Jesús, 12 Octubre y Gregorio Marañón; y Barcelona dos: Vall d'Hebrón y Sant Joan de Deu.
P. ¿Por qué es tan importante contar con un hospital infantil diferenciado?
R. No se trata de tener un hospital infantil independiente y autosuficiente, sino de mantener una forma de trabajar. En el infantil, la esencia del funcionamiento es la comunicación, la interrelación, la cercanía. Los casos clínicos se debaten, se discuten, se tratan en equipo. Las patologías son complejas y, por ejemplo, requieren con frecuencia de un cirujano general, un cirujano maxilofacial, un radiólogo, un neonatólogo, un oncólogo... En esta forma de trabajo, la esencia es la proximidad, y el nuevo hospital es como un aeropuerto, con unos pasillos tan largos que los espacios se difuminan. Nunca fue diseñado para la atención pediátrica.
P. ¿No hay espacio unificado?
R. No. La segunda planta es para pediatría, pero, al contrario de lo que sucedía en el hospital en Campanar, nos encontramos con servicios de hemodiálisis, rayos, urgencias, hemodinámica, hospital de día o laboratorios para pacientes pediátricos en diferentes extremos del hospital. Hay una dispersión absoluta. La dirección responde que se recurra a la videoconferencia, ¡pero si la videoconferencia es para hablar con Cádiz!
P. ¿Y porqué no se han mantenido estos servicios unificados?
R. Cuando se comenzó a pensar en el diseño del hospital, hace 10 años, se nos comentó que la natalidad iba a la baja. Pero muy pronto se vio compensada con la inmigración. Además, se ha priorizado la eficiencia en el sentido de tener un hospital más rentable y compartir servicios para pacientes pediátricos y adultos. Ello ha supuesto que la atención pediátrica haya salido perdiendo, como nos ha llegado a reconocer el propio gerente, Melchor Hoyos.
P. Y ahora, ¿qué se puede hacer?
R. Conseguir las mejores condiciones con lo que hay. Se ha ganado un área de la segunda planta, la de pediatría, destinada inicialmente a atención psiquiátrica. Pero, sobre todo, hay que hacer hincapié en la estructura organizativa. En conseguir una dirección unificada de pediatría. Y, desde luego, seguir reivindicando un hospital infantil específico.
P. ¿En ello están los profesionales del infantil?
R. En ello están, pero marcha atrás. En junio de 2009, el secretario autonómico de la Consejería de Sanidad, Luis Rosado, se comprometió junto al gerente a que ningún paciente pediátrico sería atendido por profesionales que no fueran pediátricos. Además, se nos trasladó que el infantil tendría entidad propia y que sus especialidades no dependerían de las adultas. Pero de todo aquello, no hay nada claro.
P. ¿Y no se avanza?
R. Los pasos van en sentido contrario. En estos momentos, radiología pediátrica, por ejemplo, ya depende del servicio de radiología general. Lo mismo sucede en hemodinámica que tampoco dependerá de la dirección infantil. Nuestra percepción es que a medida que los referentes (Victoria Castell en oncología, Fernando García Ibarra en urología, Luis Miranda en Ortopedia...) se vayan jubilando, desaparecerá el peso de estas especialidades. Cuando Luis Miranda deje el servicio, ya está previsto que el jefe de ortopedia será quien nombre a alguien para ortopedia pediátrica. Lo que era una sospecha, se convierte en una realidad. La percepción que hay en el infantil es que nos han engañado y nos han mentido. No habrá ni dirección pediátrica unificada, ni atención exclusiva por profesionales pediátricos a los pacientes, ni la relación estrecha entre profesionales que permite que la asistencia a los pacientes sea la adecuada. En Malilla no se ha pensado jamás en un hospital infantil.
P. Otra guerra perdida fue la de tratar que las resonancias no se externalizaran.
R. La advertencia que hizo la Sociedad Española de Radiología de que iba a ser un despilfarro económico se ha cumplido. Se está gastando infinitamente más y con una frecuentación infinitamente superior. Ya advertimos de que se trataba de un pelotazo porque no había ningún control. Además, en 14 años hay una generación de profesionales de centros públicos valencianos que no ha hecho resonancias y en eso no hay marcha atrás.
P. ¿No se ha cansado de levantar la voz?
R. Creo que un profesional del sistema público debe tener muy claro que su compromiso es con la sociedad, no con la dirección de un hospital o con la consejería. Este es su único compromiso y su obligación consiste en denunciar lo que vaya en contra de la sociedad. La Administración, al parecer, prefiere personas que hagan de correa de transmisión.
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