Pioneros de barrio

La transformación estética y cosmética de Barcelona se ha extendido desde Ciutat Vella como un virus que huele a perfume de marca. El Born es un área que ha cambiado drásticamente desde los años noventa y sin necesidad de construir un solo edificio, únicamente con la llegada de restaurantes como EL SALERO (Rec, 60; unos 25 euros), un espacio en blanco que, en el cambio de siglo, aglutinó a la primera oleada de modernidad en el barrio. La bocadillería SANDWICH AND FRIENDS (paseo del Born, 27; 10 euros) y el restaurante argentino EL FORO (Princesa, 53; unos 30) son algunos de los locales de aquella época que perviven.

Cruzada la Via Laietana, y adentrándose en el barrio Gótico, uno también encuentra establecimientos pioneros. Fonfone ha desaparecido, pero queda, por ejemplo, PILÉ 43 (Aglà, 4), adelantado de la cultura vintage y de la coctelería sin pajarita. MARGARITA BLUE (Josep Anselm Clavé, 6; unos 25 euros), por su parte, empezó a servir comidamexicana con coartadamoderna en 1997 (ahora tiene dos sucursalesmás). Su calle es hoy un hervidero de bares, tiendas y restaurantes de nuevo cuño, pero cuando ellos abrieron, el panorama era otro. En la rambla del Raval vale la penamencionar EL CAFÈ DE LES DELÍCIES (rambla del Raval, 47), por su buen gusto y su ambiente de aires intelectuales.

Hoy Gràcia es el lugar que escogen firmas como Nudie Jeans para abrir sus tiendas, pero hasta hace bien poco era un barrio despreocupado que se ponía lo primero que encontraba. Hoy conviven el aire intelectual, el sabor a pueblo y locales de cierta sofisticación, como LA BAGNOIRE (Verdi, 6), un minúsculo café, coctelería y vinería.

D. O. (Verdi, 36; 20 euros), un local de vinos y tapas de calidad, no parecía tener demasiado futuro al lado del cine Verdi ¿una copa de syrah que vale más que la entrada de cine? pero ha terminadomarcando la pauta a otros espacios del barrio. En la zona alta hay que remontarse a la era de los dinosaurios con mocasines y jersey Privata para recordar lo que significó la apertura del UNIVERSAL BAR (Marià Cubí, 182), acaso uno de los primeros bares que alguien osó calificar de diseño&.

Una historia bien distinta es la de Poble Nou y la Vila Olímpica. Los pocos intentos por dotar de espacios de tendencia al primer barrio han sido infructuosos, y la cuota de estilistas se circunscribe a los hoteles y al Pop Bar del RAZZMATAZZ. La Vila Olímpica, por su parte, se convirtió tras las olimpiadas en una zona de bares de copas de baja calidad.

Hasta que el grupo Tragaluz abrió en la parte inferior del hotel Arts, casi a pie de playa, BESTIAL (Ramon Trias Fargas, 2; unos 40 euros), un restaurante marinero fino y club de copas, escenificando lo que vendría después. Al norte de la calle de la Marina, bocata y John Cobra. Al sur, tartar de atún con guacamole y media plantilla del Barça.