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"Ser underground no significa actuar en un club delante de solo 100 personas"

Richie Hawtin reivndica a través de su alter ego Plastikman la tradición de la música electrónica y su capacidad para convocar a la masa a través de un gran show. Acaba de reeditar su obra con la colección Arkives

Cuando todavía vivía con sus padres en Canadá, Richie Hawtin se encerró en el sótano que había debajo de la cocina con una Roland 606 para reescribir la banda sonora del ambiente que se respiraba en las fiestas de Detroit. Quería cambiar cosas que no le gustaban. 48 horas seguidas en las que su familia tuvo que dormir con tapones en los oídos para que el hijo sentara las bases de la música dance de la siguiente década. "El acid de 1993 empezaba a ponerse muy duro, agresivo y feo. Quería volver al acid de Chicago de la mitad de los ochenta". Y así, hace 17 años, nació Plastikman, su alter ego más íntimo y oscuro, una pieza fundamental de la joven historia de la música electrónica de baile renacida ahora con un discurso sobre la tradición.

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'Minimal' con voluntad de masas

Uno de los problemas de afrontar la electrónica retrospectivamente era la caótica superposición de estilos que se sucedían sin apenas reglas. Ahora, superadas ya algunas barreras y prejuicios, Hawtin ha recorrido medio mundo con un ambicioso show propio de una estrella pop y ha lanzado Arkives, una reedición de toda su obra (www.plastikman.com/arkives ) en una clara reivindicación de la formación, al fin, de una tradición. "Te da una pequeña porción de la historia desde mi perspectiva, un relato sobre la fundación de esta música y de mi trabajo", explica por teléfono desde Filipinas, donde descansa con todo su equipo tras su paso por Japón.

P. Teniendo en cuenta su obsesión por el futuro y por no mirar atrás, choca un poco que haya recuperado a Plastikman, su antiguo alter ego.

R. Después del éxito de las fiestas Contakt que hicimos en 2008, quise ver hasta qué tamaño podía llegar un show de música electrónica. Mientras los hacíamos hubo esos momentos preciosos en los que los visuales que hacía Alí (su compañero artístico) y mi música se unían de una forma increíble. Quise construir a partir de eso, pero con mi propio show en directo. Al mismo tiempo empecé a observar lo que hacían los demás en sus conciertos, y en la electrónica, aparte de los grandes como Underworld o Chemical Brothers, nadie hacía nada como un concierto real. Se perdía algo, tenía que haber algo más allá de un tío detrás de un ordenador.

P. Pero al final los músicos de electrónica, la mayoría de veces, no tienen un gran show porque tampoco tienen tanto público ni dinero...

R. Bueno, es dinero, sí. Pero también ganas de hacer algo nuevo. Después de poner a girar Contakt, vi que mi equipo estaba listo. No soy de los que se queja, intento hacer cosas y poner mi dinero donde mis palabras han señalado. Estoy en una posición única. Hemos tenido éxito con el sello, pinchando... Creo que parte de mi responsabilidad es seguir empujando e invirtiendo en que las cosas avancen. Cada año tengo una conversación con la gente de Sónar y me dicen: 'qué quieres hacer este año?'. No puedo decirles, 'bueno, ¿puedo venir y solamente pinchar?'. Tengo la habilidad, las ideas y la oportunidad de hacer más que tan solo lo mismo.

P. Era un poco arriesgado llevar los patrones y los tamaños de un show mainstream a un espectáculo y una música que al final pertenecen todavía al underground...

R. Sí, muy arriesgado. Ha costado mucho dinero, tiempo y esfuerzo llevar a Plastikman de nuevo al escenario. Pero también creo que, bueno, no soy Moby o Chemical Brothers, pero tampoco soy el músico más experimental... Siempre con Plus 8 o Minus he ampliado los lazos entre el underground y la cultura popular. Ese soy yo, quiero actuar delante de masas, quiero inspirar a muchos... pero no quiero perder la integridad ni dejar de hacer algo real. Para mí, ser underground no quiere decir actuar en un pequeño club ante 100 personas. Underground es permanecer puro y verdadero con la deuda que tienes con la gente.

P. ¿Por qué Plastikman se esconde dentro de una jaula de LED en el show?

R. Plastikman siempre fue la versión introvertida y tímida del productor. Yo solo en mi estudio con mis aparatos, tan nerd como quisiera. Al cabo de los años, Richie Hawtin se convirtió en un ser extravertido que iba de fiesta con la gente, incluso saltaba al público cuando estaba en mi modo maníaco... Por eso quería que ahora se entendiera solo empezar que ese no era Hawtin. En el escenario recreo el ambiente que tengo cuando me encierro a componer para Plastikman, rodeado de tecnología y desvinculado de la gente. Es el hombre con la máquina. Es mi versión más pura.

P. ¿Cree que la gente entiende todo eso?

R. Bueno, no estoy seguro, pero es algo poderoso. Tenemos buen feedback. La música electrónica tiene que ser muy diversa. Aunque no les guste, quiero que la gente vuelva a casa impresionada con algo que nunca había visto antes. Hemos trabajado mucho con todos los programas informáticos y con las máquinas para que, al final, esto fuera como un organismo vivo.

P. ¿Por qué creó Plastikman hace casi 20 años?

R. Por dos motivos. Primero para devolver el sonido más funky... El acid de 1993 empezaba a ponerse muy duro, agresivo y feo. No me gustaba, quería volver al acid de Chicago de la mitad de los ochenta. Además, quería entrar en el estudio. Acabé el álbum de F.U.S.E y fue una decepción. Era una colección de canciones y yo pensaba que un álbum tenía que ser algo más. Me metí en el estudio con una Roland 606, encendí otros tres equipos y apagué el resto. Estuve 48 horas seguidas con esos pequeños aparatos. Para que fuera como un viaje. Dos días después el álbum estaba acabado.

P. ¿De dónde viene la oscuridad de Plastikman?

R. No sé si es oscuridad, o timidez e inseguridad que se amplifican. Las fiestas y pinchar por ahí, aunque sea oscuro es una celebración. Es una comunidad. Pero cuando entras en el estudio prescindes de todo eso y eres tú y la máquina. Y lo que hay entre yo y la tecnología es óscuro, minimal...

P. ¿El sonido de Plastikman le define mejor que el propio Richie Hawtin?

R. Plastikman está mucho más cerca de Richie Hawtin que el propio Richie Hawtin, sí. Con los años me he convertido en un hombre del entretenimiento, más abierto... Pero eso lo he aprendido. Con Plastikman estoy más cómodo.

P. ¿De dónde viene el nombre?

R. Hay una conexión con el L.S.D y las fiestas. Una vez me vi a mi mismo como goteando, desaciendome en el suelo, como plástico...

P. ¿Dónde vivía entonces?

R. Con mis padres. Tenía un estudio debajo de la cocina. Ellos se ponían tapones para dormir porque yo no paraba de grabar.

P. ¿Y cada fin de semana se marchaba de fiesta a Detroit?

R. Bueno, en esa época estaba empezando la escena techno. Peleábamos para montar nuestros primeros eventos. Iba todas las semanas a pinchar a Detroit, salía de fiesta con mis amigos, volvía, grababa... Era todo ese mundo de buenos amigos y fiestas en grandes naves. La música era la banda sonora de nuestra amistad.

P. Años más tarde, ¿por qué decidió mudarse a Berlín?

R. Todos los álbumes de Plastikman estaban conectados con Detroit. Pero había terminado ese capítulo. Sentí que era libre para ir a cualquier sitio del mundo. Estuve muchos años viajando de un lado a otro del Atlántico y mi sueño era vivir en Europa, más cerca de los bolos y de donde estaba la escena electrónica. Berlín era el mejor sitio para ir. Me recordaba a Detroit, oportunidades para fiestas, mentes muy abiertas, una vivencia intensa de la música durante días seguidos... Era la mejor. Además, Minus empezó a funcionar y empecé a ir de gira con Magda y Troy Pierce...

P. ¿Y Berlín sigue siendo esa ciudad?

R. Sí, Berlín se ha convertido el centro de la música electrónica en el mundo. No digo que sea el único, pero es importantísimo. Están las agencias de contratación, los diseñadores de software, los sellos discográficos, las tiendas... Seguiré viviendo ahí.

P. Usted fue uno de los grandes Djs que protagonizaron la burbuja de finales de los noventa y principios de esta década. ¿Por qué reventó?

R. Hubo un gran interés por descubrir la electrónica. Había miles y miles de personas más en la pista de baile que djs. Eso empujó a unos pocos hacia la popularidad muy rápido y creó el panorama de superestrellas que se disipa ahora. Lo que pasa hoy es que la escena forma parte de los jugos creativos. Hay muchísimos más artistas, más talento, ya no hay 15 o 20 buenos djs, sino que tu vecino o tu mejor amigo son muy buenos. Lo mismo con productores jóvenes... Toda esa gente que estaba en la pista quiere ser parte ahora de la escena.

P. ¿Cree, como muchos, que el dubstep es la herencia de todo aquello?

R. Es muy interesante porque ha unido muchos elementos del techno, del house, del drum' n bass... Es una música que tiene mucho espacio para los sonidos y las estructuras, me recuerda a mi manera de trabajar. El dubstep es muy bueno encontrando el equilibrio entre lo necesario y lo irrelevante en una canción. Pero los medios empujan fuerte para convertirlo en el gran hit del momento, pero hay tantas formas en la electrónica ahora mismo que es muy difícil convertir un sonido concreto en el paradigma de la electrónica a nivel global.

P. ¿Diría que después de dos décadas tenemos ya una tradición de música electrónica?

R. Eso es justamente lo que trato de explicar con Arkives. Es una colección que te da una pequeña porción de la historia desde mi perspectiva, una historia sobre la fundación de esta música y de mi trabajo.

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